26/05/2017, 19:41
El rostro de Ayame se puso rojo como un tomate, dándole la razón al escualo. Fuera su repentino interés por su clan o no, la reacción de la muchacha le daba la certeza de que probablemente tenía un pretendiente, esperándole allá en las húmedas tierras de Amegakure no sato.
—Tampoco es habitual sonrojarse de esa forma, ¿sabes? —advirtió, convencido—. pero no te preocupes, si hay algo que corre rápido en Amegakure además del agua, son los rumores. Si tienes un noviecillo, sea Hozuki o no, ya lo sabremos.
Y sentenció aquello con su típica sonrisa.
—Oye, ¿tú sabes dónde hay que ir para ver eso de la Línea de los Dioses?
—La verdad es que no, pero si mal no recuerdo... en los costos de estadía venía incluido una especie de guía turística por la ciudad. Supongo que te lo habrá ofrecido a ti también, ¿o no? —en la espera de su respuesta, dejó los cubiertos sobre la mesa y movió el plato a un lado. Tomó una servilleta y se limpió la cara, buscando con la mirada al camarero. Cuando le vio, le instó a acercarse con un gesto de mano—. quizás él puede decirnos. ¡Jozu-san, Jozu-san!
Cuando el viejo se hubo acercado, continuó:
—Mi compañera aquí presente quiere saber en dónde, y cuándo veremos esa tal línea de los Dioses. ¿Podrías ser tan jodidamente amable de darnos indicaciones?
—Señorita, el fenómeno se dará hoy a eso de las cuatro de la tarde. Jiru-sama preparará una comitiva de turismo dentro de una hora, aproximadamente, donde llevará a todos sus huéspedes a un paseo guiado por la ciudad. Hay que atravesar Kodoku de cabo a rabo y llegar hasta los límites de la frontera, ahí es donde sucede la magia.
—Tampoco es habitual sonrojarse de esa forma, ¿sabes? —advirtió, convencido—. pero no te preocupes, si hay algo que corre rápido en Amegakure además del agua, son los rumores. Si tienes un noviecillo, sea Hozuki o no, ya lo sabremos.
Y sentenció aquello con su típica sonrisa.
—Oye, ¿tú sabes dónde hay que ir para ver eso de la Línea de los Dioses?
—La verdad es que no, pero si mal no recuerdo... en los costos de estadía venía incluido una especie de guía turística por la ciudad. Supongo que te lo habrá ofrecido a ti también, ¿o no? —en la espera de su respuesta, dejó los cubiertos sobre la mesa y movió el plato a un lado. Tomó una servilleta y se limpió la cara, buscando con la mirada al camarero. Cuando le vio, le instó a acercarse con un gesto de mano—. quizás él puede decirnos. ¡Jozu-san, Jozu-san!
Cuando el viejo se hubo acercado, continuó:
—Mi compañera aquí presente quiere saber en dónde, y cuándo veremos esa tal línea de los Dioses. ¿Podrías ser tan jodidamente amable de darnos indicaciones?
—Señorita, el fenómeno se dará hoy a eso de las cuatro de la tarde. Jiru-sama preparará una comitiva de turismo dentro de una hora, aproximadamente, donde llevará a todos sus huéspedes a un paseo guiado por la ciudad. Hay que atravesar Kodoku de cabo a rabo y llegar hasta los límites de la frontera, ahí es donde sucede la magia.