30/05/2017, 11:17
Si alguien conocía a Kimura Kuro, seguramente lo definiría como alguien sin sangre en las venas, que había aprendido a luchar simplemente porque de eso solía ir ser un shinobi, por eso cuando tuvo la oportunidad de retirarse a dar clase en los Dojos no dudó dos veces en aceptar. No era un mal ninja, al contrario; solo que era muy perezoso, paciente, y pocas veces se daba cuenta de lo que sucedía a su alrededor.
Abrió la puerta despacio cuando escuchó unas voces fuera, que habían causado que dejase de dar su habitual clase de Taijutsu en aquel lugar, así que antes de que Izumi pudiese abrir, una cabeza de piel morena y cabello más oscuro todavía apareció con ojos entrecerrados por ella.
— ¿Qué queréis? — Preguntó mirando a Yota, luego viró su vista hacia la joven de cabellos rosados. — No quiero nada de lo que vendáis, ¿no veis que estamos en medio de una clase?
Abrió la puerta despacio cuando escuchó unas voces fuera, que habían causado que dejase de dar su habitual clase de Taijutsu en aquel lugar, así que antes de que Izumi pudiese abrir, una cabeza de piel morena y cabello más oscuro todavía apareció con ojos entrecerrados por ella.
— ¿Qué queréis? — Preguntó mirando a Yota, luego viró su vista hacia la joven de cabellos rosados. — No quiero nada de lo que vendáis, ¿no veis que estamos en medio de una clase?