31/05/2017, 07:07
No pasó mucho tiempo cuando escucho el gran aterrizaje de Nonoha sobre la madera, a pesar de ser pequeña, el sonido fue lo suficientemente fuerte para ser oído por Ashito, quien aún continuaba en la misma posición sobre el corredor, lentamente se puso de pie e ingreso a la habitación sin llamar mucho la atención evitando interrumpir la conversación, sus dotes innatos de ninja parecieron actuar, ya que los ancianos parecieron no darse cuenta de su presencia.
Solo unos segundos más tarde la kunoichi hizo su aparición colocándose bajo la puerta, con el cambio de ropa, la niña parecía aún más inofensiva, no comprendía como alguien así podía convertirse en ninja, con lo que a él le había costado lograrlo, años entrenando día tras día hasta agotar hasta la última de sus fuerzas, y aun así casi que no lo logra, Nonoha parecía no haber agarrado una pesa en su vida, aunque si realizaba un ataque sorpresa tendría ventaja, ya que la mayoría la subestimaría por su apariencia, no obstante, Ashito no tenía la cabeza como para pensar en ese tipo de estrategias, por lo que sintió un leve recelo al ver a la joven sabiendo que era una kunoichi.
Bajo el marco de la puerta, Nonoha se dirigió al señor Hiwata invitándolo a darse un baño, ya que tanto ella como el Uzureño ya habían terminado.
Los dos ancianos se retiraron de la habitación para dirigirse a quien sabe dónde sea la habitación del abuelo de Nonoha, ya que le había ofrecido ropa a Hiwata, y no era muy probable que fuera darle ropa de sus primos como lo había hecho la kunoichi.
La niña llamo al Kurusu con su mano para luego darse la vuelta y comenzar a caminar por el corredor.
- ¿Qué pasa?- pregunto al llegar a un lado de la kunoichi.
Al parecer el hambre había vencido y decidió curiosear en la cocina, aunque a Ashito no le pareció una muy buena idea, pero aun así decidió acompañarla asintiendo con la cabeza al comentario de Nonoha.
Su despeinada cabellera un poco aplacada por el agua, se asomó por la entrada de la cocina, y por detrás, la cabeza del Uzureño, quien también ya se había dejado cautivar por ese exquisito aroma que provenía de allí.
La mujer no tardó mucho en colocar su mirada en su dirección, lanzando una pregunta que fue respondida por su hija, la respuesta de Aru era algo obvia, pero a la vez decepcionante, tenía mucho hambre, aunque sabía que debía esperar a que la comida estuviera lista, de pronto el contenido de la olla se derramo debido a la ebullición provocada por las altas temperaturas y por dos niños que interrumpieron a quien cocinaba, evitando que siguiera revolviendo el estofado.
-Eh… Nonoha, creo que deberíamos irnos de la cocina- susurro al oído de la Kusareña sabiendo que la culpa era de ellos, si no la hubieran distraído la olla no se habría rebalsado.
Solo unos segundos más tarde la kunoichi hizo su aparición colocándose bajo la puerta, con el cambio de ropa, la niña parecía aún más inofensiva, no comprendía como alguien así podía convertirse en ninja, con lo que a él le había costado lograrlo, años entrenando día tras día hasta agotar hasta la última de sus fuerzas, y aun así casi que no lo logra, Nonoha parecía no haber agarrado una pesa en su vida, aunque si realizaba un ataque sorpresa tendría ventaja, ya que la mayoría la subestimaría por su apariencia, no obstante, Ashito no tenía la cabeza como para pensar en ese tipo de estrategias, por lo que sintió un leve recelo al ver a la joven sabiendo que era una kunoichi.
Bajo el marco de la puerta, Nonoha se dirigió al señor Hiwata invitándolo a darse un baño, ya que tanto ella como el Uzureño ya habían terminado.
Los dos ancianos se retiraron de la habitación para dirigirse a quien sabe dónde sea la habitación del abuelo de Nonoha, ya que le había ofrecido ropa a Hiwata, y no era muy probable que fuera darle ropa de sus primos como lo había hecho la kunoichi.
La niña llamo al Kurusu con su mano para luego darse la vuelta y comenzar a caminar por el corredor.
- ¿Qué pasa?- pregunto al llegar a un lado de la kunoichi.
Al parecer el hambre había vencido y decidió curiosear en la cocina, aunque a Ashito no le pareció una muy buena idea, pero aun así decidió acompañarla asintiendo con la cabeza al comentario de Nonoha.
Su despeinada cabellera un poco aplacada por el agua, se asomó por la entrada de la cocina, y por detrás, la cabeza del Uzureño, quien también ya se había dejado cautivar por ese exquisito aroma que provenía de allí.
La mujer no tardó mucho en colocar su mirada en su dirección, lanzando una pregunta que fue respondida por su hija, la respuesta de Aru era algo obvia, pero a la vez decepcionante, tenía mucho hambre, aunque sabía que debía esperar a que la comida estuviera lista, de pronto el contenido de la olla se derramo debido a la ebullición provocada por las altas temperaturas y por dos niños que interrumpieron a quien cocinaba, evitando que siguiera revolviendo el estofado.
-Eh… Nonoha, creo que deberíamos irnos de la cocina- susurro al oído de la Kusareña sabiendo que la culpa era de ellos, si no la hubieran distraído la olla no se habría rebalsado.

- Hablo-
<<Pienso>>
