1/06/2017, 16:12
Finalmente no le quedó alternativa que coger ella el dango de la mitad del palo, yo me limité a mirar sus ojos, viendo como tramaba algo detrás de ellos. Hasta que de repente, su mirada se volvió extraña, como si no estuviera mirando nada en concreto, al mismo tiempo se llevo la mano a la cabeza y entonces supe que algo no iba bien.
— ¿Eri-chan? ¿Estás...?
Ni siquiera me dio tiempo a acabar cuando su cuerpo perdió toda la fuerza, dejando caer los dangos y dirigiendose directamente al suelo. Por suerte, estaba justo delante de ella así que no fue díficil agarrarla antes de que cayera, sosteniendola en mis brazo. Su cuerpo no parecía especialmente caliente y seguía respirando normalmente así que supuse que se había estado forzando demasiado y estaba realmente agotada.
No sabía donde vivía así que no podía llevarla a su cama. Tragué saliva sabiendo que solo me quedaba una opción.
Momentos más tarde estabamos cruzando el umbral de la puerta de mi piso, me dirigí hasta mi habitación sin encender la luz para no despertarla. La tumbé en mi cama con cuidado y salí. Supongo que no estaba tan mal traerla aquí, al fin y al cabo... eramos... ¿pareja? Sacudí la cabeza, tal vez no estaba del todo lúcida cuando lo dijo.
Me tumbé en el sofa, mirando a través del enorme ventanal que tenía en el salón. Todo lo que la compañia de Eri-hime había alejado volvió a mi cabeza. ¿Cuanto hacía de la muerte de Shiona-sama? ¿Del nombramiento de Gouna-sama? Y yo, que había compartido la opinion de un traidor... Era díficil seguirle el ritmo a los días cuando duermes tan irregularmente.
Me quedé un buen rato despierto o eso creo, hasta que mis ojos se cerraron.
— ¿Eri-chan? ¿Estás...?
Ni siquiera me dio tiempo a acabar cuando su cuerpo perdió toda la fuerza, dejando caer los dangos y dirigiendose directamente al suelo. Por suerte, estaba justo delante de ella así que no fue díficil agarrarla antes de que cayera, sosteniendola en mis brazo. Su cuerpo no parecía especialmente caliente y seguía respirando normalmente así que supuse que se había estado forzando demasiado y estaba realmente agotada.
No sabía donde vivía así que no podía llevarla a su cama. Tragué saliva sabiendo que solo me quedaba una opción.
Momentos más tarde estabamos cruzando el umbral de la puerta de mi piso, me dirigí hasta mi habitación sin encender la luz para no despertarla. La tumbé en mi cama con cuidado y salí. Supongo que no estaba tan mal traerla aquí, al fin y al cabo... eramos... ¿pareja? Sacudí la cabeza, tal vez no estaba del todo lúcida cuando lo dijo.
Me tumbé en el sofa, mirando a través del enorme ventanal que tenía en el salón. Todo lo que la compañia de Eri-hime había alejado volvió a mi cabeza. ¿Cuanto hacía de la muerte de Shiona-sama? ¿Del nombramiento de Gouna-sama? Y yo, que había compartido la opinion de un traidor... Era díficil seguirle el ritmo a los días cuando duermes tan irregularmente.
Me quedé un buen rato despierto o eso creo, hasta que mis ojos se cerraron.
—Nabi—