1/06/2017, 18:58
(Última modificación: 29/07/2017, 02:39 por Amedama Daruu.)
— ¡Oh, vamos! Podemos hacerlo. Entrar, coger las armas y salir. Nada de enfrentarnos a ellos. Además... tenía entendido de que en Amegakure se forjaban los shinobis más valientes de Onindo... ¡No hagas caer esas creencias!
Daruu torció la cabeza primero, y luego arrancó a reír. Dobló el cuerpo y se limpió una lágrima con un dedo.
—Venga, hombre, a otro con ese tipo de tonterías —dijo—. Puedo ser valiente, pero no estúpido. ¿Tú has visto cuántos eran?
»Si quieres, vuelve. Pero pronto te contarán entre los shinobis más muertos de Oonindo. Por cierto... —avisó, señalando detrás de él—. Vienen tras nosotros. Los he estado contando. Son más de cincuenta. En serio, tío, larguémonos.
Movió el brazo para señalar a su izquierda.
—Hagamos una finta y vayamos hacia la izquierda, ellos seguirán hacia adelante... Con suerte, les despistaremos, y luego podremos concentrar nuestros esfuerzos en averiguar dónde estamos.
Dio un salto en la rama más cercana en esa dirección, y sin esperara que Yota le siguiera, retomó el camino de huída.
Daruu torció la cabeza primero, y luego arrancó a reír. Dobló el cuerpo y se limpió una lágrima con un dedo.
—Venga, hombre, a otro con ese tipo de tonterías —dijo—. Puedo ser valiente, pero no estúpido. ¿Tú has visto cuántos eran?
»Si quieres, vuelve. Pero pronto te contarán entre los shinobis más muertos de Oonindo. Por cierto... —avisó, señalando detrás de él—. Vienen tras nosotros. Los he estado contando. Son más de cincuenta. En serio, tío, larguémonos.
Movió el brazo para señalar a su izquierda.
—Hagamos una finta y vayamos hacia la izquierda, ellos seguirán hacia adelante... Con suerte, les despistaremos, y luego podremos concentrar nuestros esfuerzos en averiguar dónde estamos.
Dio un salto en la rama más cercana en esa dirección, y sin esperara que Yota le siguiera, retomó el camino de huída.