3/06/2017, 05:28
Las horas transcurrieron de una forma lenta, incluso comencé a bostezar, no tenía las intenciones de quedarme dormido, pero no había mucho que hacer; me dirigí a los túneles con la finalidad de conocer un poco el lugar en donde sería el evento.
Las formaciones rocosas eran esplendidas, la roca era maciza y de un color agradable, variaba entre una gama de gris claro hasta gris oscuro, casi llegando a negro, el color más claro se encontraba en el interior y el más oscuro en el exterior. Los túneles eran los suficientemente grandes y amplios como para que una pequeña multitud de personas se encontrase allí; las entradas y salidas eran múltiples y todo estaba comunicado entre sí.
Di tantas vueltas que me declaré perdido, todo era igual por aquí y por allá, más pasillos… Finalmente me senté en la blanca arena y miré al techo, no había estalagmitas por lo que el sonido no sería un problema; terminé acostándome e inevitablemente terminé quedando dormido.
Estaba seguro que despertaría al escuchar el inicio del concierto, sería lo suficientemente ruidoso, ¿no? Sino podría incluso pasar de largo…
Al caer la noche todo se veía un poco diferente, se podía percibir la oscuridad del ambiente, pero los túneles estaban iluminados por varios faroles que estaban dentro de unas bolas de plástico, cada bola tenía un color diferente y le daba un aspecto diferente y cálido al interior del lugar.
La artista que había captado la atención de los habitantes del país del remolino ya se encontraba en lo que sería su escenario, una gran piedra blanquecina, casi del mismo tono que la arena, pero resaltaba con cierto brillo, además estaba totalmente adaptada para ser una tarima maciza. La plataforma estaría cercana a la playa por lo que el arrullo del mar daba una sensación única; el interior de los túneles estaba un poco cálido, pero el tan solo hecho de salir a la playa erizaría la piel de cualquier, el frío y las ráfagas que constantemente se manifestaban hacían una contraparte del ambiente interno.
El astro lunar se mantenía reinando sin la compañía de los cuerpos estelares, único y resplandeciente, en su fase menguante relucía esa noche, se reflejaba en el mar y ejercía su fuerza sobre la marea, que cada vez estaba más embravecida.
Se escuchó repetidas veces entre las paredes pétreas a forma de eco, aquello sería una especie de llamado, serviría de guía y calentamiento para aquella dama, quien vociferaría unas cuantas veces más para que todos los invitados conocieran su localización.
Las personas que estaban dispersas atendieron a su canto, cada uno de ellos se empezaron a dirigirse hacia el lugar de emisión de su voz, todos excepto un par…
— Nīchan hay alguien durmiendo aquí.— Comentó al mayor quien volteó a ver a su hermanastro para luego dirigirse y observar con sus propios ojos al dormilón.
El hermano mayor tomaría cartas en el asunto. —Tranquilo, vamos a despertarlo y todo estará bien.— Aseguró mientras movía levemente al cuerpo del pelirrojo.
Keisuke quien yacía produnfamente dormido no atendió ante el estímulo externo, además sí se fijaban un poco más en su persona un delgado hilo de saliva escurría entre sus labios demostrando que no despertaría pronto, no con ese tipo de acciones.
Las formaciones rocosas eran esplendidas, la roca era maciza y de un color agradable, variaba entre una gama de gris claro hasta gris oscuro, casi llegando a negro, el color más claro se encontraba en el interior y el más oscuro en el exterior. Los túneles eran los suficientemente grandes y amplios como para que una pequeña multitud de personas se encontrase allí; las entradas y salidas eran múltiples y todo estaba comunicado entre sí.
Di tantas vueltas que me declaré perdido, todo era igual por aquí y por allá, más pasillos… Finalmente me senté en la blanca arena y miré al techo, no había estalagmitas por lo que el sonido no sería un problema; terminé acostándome e inevitablemente terminé quedando dormido.
Estaba seguro que despertaría al escuchar el inicio del concierto, sería lo suficientemente ruidoso, ¿no? Sino podría incluso pasar de largo…
…
Al caer la noche todo se veía un poco diferente, se podía percibir la oscuridad del ambiente, pero los túneles estaban iluminados por varios faroles que estaban dentro de unas bolas de plástico, cada bola tenía un color diferente y le daba un aspecto diferente y cálido al interior del lugar.
La artista que había captado la atención de los habitantes del país del remolino ya se encontraba en lo que sería su escenario, una gran piedra blanquecina, casi del mismo tono que la arena, pero resaltaba con cierto brillo, además estaba totalmente adaptada para ser una tarima maciza. La plataforma estaría cercana a la playa por lo que el arrullo del mar daba una sensación única; el interior de los túneles estaba un poco cálido, pero el tan solo hecho de salir a la playa erizaría la piel de cualquier, el frío y las ráfagas que constantemente se manifestaban hacían una contraparte del ambiente interno.
El astro lunar se mantenía reinando sin la compañía de los cuerpos estelares, único y resplandeciente, en su fase menguante relucía esa noche, se reflejaba en el mar y ejercía su fuerza sobre la marea, que cada vez estaba más embravecida.
—Uuuhhh ~
Laaa laaa lala laaa ~
Laaa laaa lala laaa ~
Se escuchó repetidas veces entre las paredes pétreas a forma de eco, aquello sería una especie de llamado, serviría de guía y calentamiento para aquella dama, quien vociferaría unas cuantas veces más para que todos los invitados conocieran su localización.
Las personas que estaban dispersas atendieron a su canto, cada uno de ellos se empezaron a dirigirse hacia el lugar de emisión de su voz, todos excepto un par…
— Nīchan hay alguien durmiendo aquí.— Comentó al mayor quien volteó a ver a su hermanastro para luego dirigirse y observar con sus propios ojos al dormilón.
El hermano mayor tomaría cartas en el asunto. —Tranquilo, vamos a despertarlo y todo estará bien.— Aseguró mientras movía levemente al cuerpo del pelirrojo.
Keisuke quien yacía produnfamente dormido no atendió ante el estímulo externo, además sí se fijaban un poco más en su persona un delgado hilo de saliva escurría entre sus labios demostrando que no despertaría pronto, no con ese tipo de acciones.