3/06/2017, 18:18
— Y yo a ti.
Una sonrisa y una lágrima. La lágrima se caería por mi mejilla y se perdería, absorbida por el sofa, pero la sonrisa sería eterna. Eri-hime escondió su cabeza en mi pecho y mi mano derecha se acercó a su pelo para acariciarlo lentamente mientras con la otra la mantenía bien pegada a mi.
— ¿Ahora qué pasará?
— Lo que tú quieras que pase.
Fue una respuesta inmediata. No la razoné ni la justifiqué porque no hacía ninguna falta, era obvio. A mi tambien me hubiera gustado pensar en el futuro, en lo que nos depararía el mañana ahora que tenía lo que siempre había querido, el derecho a estar a su lado.
Antes de darme cuenta estaba apretando el abrazo y acortando aún más la distancia entre nosotros, porque no quería que se alejase ni esos milimetros, quería estar a su lado y tenía que decirselo. Volví a subir su rostro y a posar mis labios en los suyos, despues la abracé con fuerza pasando mi cabeza por al lado de la suya.
— Yo soy feliz con estar contigo.
Le susurré al oido con el tono más dulce que podía permitirme.
Una sonrisa y una lágrima. La lágrima se caería por mi mejilla y se perdería, absorbida por el sofa, pero la sonrisa sería eterna. Eri-hime escondió su cabeza en mi pecho y mi mano derecha se acercó a su pelo para acariciarlo lentamente mientras con la otra la mantenía bien pegada a mi.
— ¿Ahora qué pasará?
— Lo que tú quieras que pase.
Fue una respuesta inmediata. No la razoné ni la justifiqué porque no hacía ninguna falta, era obvio. A mi tambien me hubiera gustado pensar en el futuro, en lo que nos depararía el mañana ahora que tenía lo que siempre había querido, el derecho a estar a su lado.
Antes de darme cuenta estaba apretando el abrazo y acortando aún más la distancia entre nosotros, porque no quería que se alejase ni esos milimetros, quería estar a su lado y tenía que decirselo. Volví a subir su rostro y a posar mis labios en los suyos, despues la abracé con fuerza pasando mi cabeza por al lado de la suya.
— Yo soy feliz con estar contigo.
Le susurré al oido con el tono más dulce que podía permitirme.
—Nabi—