4/06/2017, 19:31
(Última modificación: 29/07/2017, 02:37 por Amedama Daruu.)
Mogura destensó los músculos de todo su cuerpo, bajando la alerta. Daruu suspiró y dejó descansar también al suyo, que todavía estaba en estado de alerta. Desactivó su Byakugan y se sentó en el suelo, agarrándose las piernas flexionadas con ambas manos.
—¿Esas son las palabras que le dedicas a tu oponente antes de darle el golpe de gracia? ¡Así no podré irme al otro mundo!
Mogura giró sobre sí mismo para quedar boca arriba. Aquella mano brillaba con un fulgor esmeralda incluso sin el Byakugan activo. Daruu la observaba con total curiosidad.
—Has ganado, Daruu-san. —Rio y luego tosió un par de veces.
—¿"Podré irme al otro mundo"? Mogura-san, eres un dramático de pelotas —Daruu rio con él—. No tienes más que unas magulladuras y estás empapado. Mañana estarás mejor, hombre.
»Además si vienes a por otro pastel de fresa, te invito.
—¿Esas son las palabras que le dedicas a tu oponente antes de darle el golpe de gracia? ¡Así no podré irme al otro mundo!
Mogura giró sobre sí mismo para quedar boca arriba. Aquella mano brillaba con un fulgor esmeralda incluso sin el Byakugan activo. Daruu la observaba con total curiosidad.
—Has ganado, Daruu-san. —Rio y luego tosió un par de veces.
—¿"Podré irme al otro mundo"? Mogura-san, eres un dramático de pelotas —Daruu rio con él—. No tienes más que unas magulladuras y estás empapado. Mañana estarás mejor, hombre.
»Además si vienes a por otro pastel de fresa, te invito.