5/06/2017, 16:32
La pelirroja abrió al fin los ojos, pero éstos no tomaron demasiada claridad del entorno. La luz, tenue como en un velatorio, apenas daba cavidad a ver mucho mas allá de donde estaba prisionera; sus manos estaban atadas por un cordino grueso, e incluso sus pies. A su espalda, reposaba una segunda persona, cuya identidad comenzaba a ser bastante evidente. Por si aún cabía dudas, el médico preguntó si estaba bien a la chica, así como preguntó si ésta sabía que había sucedido.
La chica giró un poco el rostro, y volvió a girar en el sentido contrario —un rápido vistazo alrededor— cuyo final sería de nuevo la posición inicial. Forzó un poco las manos, e intentó moverse hacia delante, pero era un esfuerzo inútil. Además de maniatada, estaba atada al chico, en pos de que no se pudiesen levantar tan fácilmente.
Cesó el esfuerzo apenas habiéndolo intentado, y dejó caer un suspiro. —No... no recuerdo mucho mas que unas mariposas...
Tan solo rememorando el recuerdo, a la cabeza le vino una idea de lo mas efectiva contra la situación actual. En un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo se deshizo en un montón de papeles, dejando caer la cuerda al suelo. —Aunque quien sea nuestro captor no contaba con ésto seguro... —nuevamente, los papeles se unieron, dando forma al cuerpo de la pelirroja justo donde antes estaba, pero en pie y sin cuerdas. Sin demora, comenzó a deshacer los nudos que mantenían al chico prisionero, aunque de seguro ya andaba la cuerda mucho mas holgada.
—En fin, miremos de qué se trata. —inquirió una vez liberado el matasanos.
Sin prisa pero sin pausa, la chica se adelantó a cruzar el pasillo, la única salida de ese peculiar zulo.
La chica giró un poco el rostro, y volvió a girar en el sentido contrario —un rápido vistazo alrededor— cuyo final sería de nuevo la posición inicial. Forzó un poco las manos, e intentó moverse hacia delante, pero era un esfuerzo inútil. Además de maniatada, estaba atada al chico, en pos de que no se pudiesen levantar tan fácilmente.
Cesó el esfuerzo apenas habiéndolo intentado, y dejó caer un suspiro. —No... no recuerdo mucho mas que unas mariposas...
Tan solo rememorando el recuerdo, a la cabeza le vino una idea de lo mas efectiva contra la situación actual. En un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo se deshizo en un montón de papeles, dejando caer la cuerda al suelo. —Aunque quien sea nuestro captor no contaba con ésto seguro... —nuevamente, los papeles se unieron, dando forma al cuerpo de la pelirroja justo donde antes estaba, pero en pie y sin cuerdas. Sin demora, comenzó a deshacer los nudos que mantenían al chico prisionero, aunque de seguro ya andaba la cuerda mucho mas holgada.
—En fin, miremos de qué se trata. —inquirió una vez liberado el matasanos.
Sin prisa pero sin pausa, la chica se adelantó a cruzar el pasillo, la única salida de ese peculiar zulo.