Tal y como lo pensaba, Aiko sólo se acordaba de la presencia del grupo de mariposas multicolor, era más que evidente que todo comenzó cuando aquellos insectos aparecieron, pero… ¿Quién había sido? Y algo más importante ¿Por qué?
Nuevamente pude presenciar esa habilidad tan peculiar de la kunoichi, en un abrir y cerrar de ojos la fémina se había liberado de todas las ataduras sin dificultad alguna. —Que fácil lo haces ver.— Manifesté viéndole como su fuese una heroína.
Tras unos pocos segundos ella me liberó del amarré y las manos y yo continuamente lo de mis pies, quedando en libertad nuevamente. —Gracias.— Comenté con satisfacción al poder tener la movilidad adecuada, aunque en mis muñecas quedaban unos pequeños rastros del amarre, al igual que en mis tobillos.
La pelirroja tomó la delantera, pero no de forma apurada, sino más bien cautelosa, por mi parte le seguí de cerca. —Será mejor que estemos preparados para cualquiera situación.— Dije a la par que buscaba un kunai con mi diestra.
Cuando llegaron a la intercepción de los dos pasillos se encontraron con los dos caminos a seguir, uno a la derecha y otro a la izquierda, cada cierto espacio había una bombilla que alumbraba lo suficiente para transitar. ¿Cual era la vía adecuada?
—¿Por dónde vamos?— Pregunté buscando la opinión de la pelirroja.
Nuevamente pude presenciar esa habilidad tan peculiar de la kunoichi, en un abrir y cerrar de ojos la fémina se había liberado de todas las ataduras sin dificultad alguna. —Que fácil lo haces ver.— Manifesté viéndole como su fuese una heroína.
Tras unos pocos segundos ella me liberó del amarré y las manos y yo continuamente lo de mis pies, quedando en libertad nuevamente. —Gracias.— Comenté con satisfacción al poder tener la movilidad adecuada, aunque en mis muñecas quedaban unos pequeños rastros del amarre, al igual que en mis tobillos.
La pelirroja tomó la delantera, pero no de forma apurada, sino más bien cautelosa, por mi parte le seguí de cerca. —Será mejor que estemos preparados para cualquiera situación.— Dije a la par que buscaba un kunai con mi diestra.
Cuando llegaron a la intercepción de los dos pasillos se encontraron con los dos caminos a seguir, uno a la derecha y otro a la izquierda, cada cierto espacio había una bombilla que alumbraba lo suficiente para transitar. ¿Cual era la vía adecuada?
—¿Por dónde vamos?— Pregunté buscando la opinión de la pelirroja.