9/06/2017, 01:47
—Si, así es. —afirmó. —He perdido la vida tantas veces, que no sabría decirte ni cuantos años tengo... todo se hace raro y eterno cuando todo parece carecer de sentido.
Mi cara de asombro fue más que evidente, realmente era cierto, no era algún efecto secundario de las mariposas o algo más...—Pero...— Relamí mis labios, un poco ansioso y curioso, por un momento dejé a un lado que fuimos raptado, el calor, el sudor y todo lo que me llegó a molestar en un principio, mi atención la tenía ella. —Seguro has vivido tanto que ya olvidaste tu edad, pero la experiencia que tienes debe ser incluso mayor que la de un jounin.— "O la de un Kage" Me limité a pensar. "¿Será que vivió el ataque del bijuu?"
Mi imaginación voló, un sinfín de cosas podría saber Aiko, ¿cuales eran los secretos del mundo? —¿Cómo te mantienes tan joven?— Luego de pronunciarlo me arrepentí ¿Y si era un henge? O peor... A algunas chicas les preocupaba decir su edad, sobre todo las mujeres mayores... —Cuando salgamos de aquí, ¿Me contarías algo que hayas vivido?, algo del pasado, algo importante, no sé, algo...— Llegando a tal punto me detuve, no quería ser un insoportable, las preguntas sobre el tema se estaban escapando del control.
—Si, es una de mis mejores opciones... pero, no me gustaría ir a lo fácil. En éste campo tengo una ventaja genética que me lo pone muy fácil, lo que me resulta difícil es el combate directo... y eso es en lo que mas hincapié debería hacer. —
—Entiendo.— Las mariposas habían vuelto y nuestro objetivo era salir de ahí.
»Bueno... parece que estamos en un circulo perfecto, y todas las salidas tienen pega... vayamos por izquierda o derecha, vamos a estar en las mismas. Avancemos por aquí mismo, y veamos qué podemos hacer por salir...
—Bien.— Le seguí de cerca, dejando que ella caminara por delante.
Tras recorrer los 20 metros llegamos a la celda, era prácticamente idéntica a la de nosotros, solo que tenía una reja limitando la salida, algunos conejos estaban abarrotados en la reja. —¿Por qué hay tantos conejos?— Dije extrañado.
—Salgamos de aquí rápido.— Seguí el camino, debía haber alguna salida más adelante, Aiko ya había dicho que estaba cerrada, por lo que pronto toparíamos con ella.
Una vez llegados a la reja de metal veríamos al conejo de pelaje blanco y manchas marrones, con sus grandes dientes sobresalientes, éste estaba intentando morder parte de la reja, acto extraño, pero cierto, parecía querer escapar a toda costa del lugar.
—Miralo, intenta salir como nosotros. ¿Deberíamos liberar a todos los conejos?— No parecía un buen lugar después de todo. —Creo que puedo romper la reja, pero será un poco ruidoso.— La situación seguía siendo desconocida, por lo que no sabíamos que encontraríamos después de la puerta de madera. —¿Sabes algún método menos ruidoso?—
Mi cara de asombro fue más que evidente, realmente era cierto, no era algún efecto secundario de las mariposas o algo más...—Pero...— Relamí mis labios, un poco ansioso y curioso, por un momento dejé a un lado que fuimos raptado, el calor, el sudor y todo lo que me llegó a molestar en un principio, mi atención la tenía ella. —Seguro has vivido tanto que ya olvidaste tu edad, pero la experiencia que tienes debe ser incluso mayor que la de un jounin.— "O la de un Kage" Me limité a pensar. "¿Será que vivió el ataque del bijuu?"
Mi imaginación voló, un sinfín de cosas podría saber Aiko, ¿cuales eran los secretos del mundo? —¿Cómo te mantienes tan joven?— Luego de pronunciarlo me arrepentí ¿Y si era un henge? O peor... A algunas chicas les preocupaba decir su edad, sobre todo las mujeres mayores... —Cuando salgamos de aquí, ¿Me contarías algo que hayas vivido?, algo del pasado, algo importante, no sé, algo...— Llegando a tal punto me detuve, no quería ser un insoportable, las preguntas sobre el tema se estaban escapando del control.
—Si, es una de mis mejores opciones... pero, no me gustaría ir a lo fácil. En éste campo tengo una ventaja genética que me lo pone muy fácil, lo que me resulta difícil es el combate directo... y eso es en lo que mas hincapié debería hacer. —
—Entiendo.— Las mariposas habían vuelto y nuestro objetivo era salir de ahí.
»Bueno... parece que estamos en un circulo perfecto, y todas las salidas tienen pega... vayamos por izquierda o derecha, vamos a estar en las mismas. Avancemos por aquí mismo, y veamos qué podemos hacer por salir...
—Bien.— Le seguí de cerca, dejando que ella caminara por delante.
Tras recorrer los 20 metros llegamos a la celda, era prácticamente idéntica a la de nosotros, solo que tenía una reja limitando la salida, algunos conejos estaban abarrotados en la reja. —¿Por qué hay tantos conejos?— Dije extrañado.
—Salgamos de aquí rápido.— Seguí el camino, debía haber alguna salida más adelante, Aiko ya había dicho que estaba cerrada, por lo que pronto toparíamos con ella.
Una vez llegados a la reja de metal veríamos al conejo de pelaje blanco y manchas marrones, con sus grandes dientes sobresalientes, éste estaba intentando morder parte de la reja, acto extraño, pero cierto, parecía querer escapar a toda costa del lugar.
—Miralo, intenta salir como nosotros. ¿Deberíamos liberar a todos los conejos?— No parecía un buen lugar después de todo. —Creo que puedo romper la reja, pero será un poco ruidoso.— La situación seguía siendo desconocida, por lo que no sabíamos que encontraríamos después de la puerta de madera. —¿Sabes algún método menos ruidoso?—