10/06/2017, 02:23
El chico pareció sorprendido en un principio, pero no tardó en satisfacer su curiosidad a base de palabras. El matasanos lanzó la tesis de que la chica podía bien tener la experiencia de un jounin, o incluso mas, pese a haber olvidado su edad. Casi debía ser cierto, salvo por el detalle de que muchas veces perdía hasta la memoria tras morir, y con ello la experiencia de combate y situaciones reales en misiones. La verdad, era un auténtico suplicio si lo pensaba, había vivido tanto o mas que la mismísima Arashikage... y sin embargo aún seguía siendo una simple genin.
La pelirroja se mantuvo en silencio por un instante, momento que el joven aprovechó para seguir con su interrogatorio. Ahora la pregunta fue a buscar información de cómo se mantenía joven, lo cuál era una pregunta ilógica sabiéndose que era inmortal. Tras ello, le pidió a la chica que en cuanto saliesen del antro, le contase alguna batallita del pasado, algo importante o interesante. Sin duda, su curiosidad era comparable a la de la chica.
—La verdad, cuando muero mas de una vez seguida, pierdo un lapso de tiempo de memoria. Perfectamente podría olvidar todo ésto si muero unas cuantas veces, hasta me olvidaría de ti. Así que como podrás imaginar... he olvidado muchisimas cosas, quizás debiese ser jounin o incluso anbu, pero... mis habilidades no llegan a florecer, pues cada vez que me arriesgo demasiado, olvido la mayor parte de las cosas... Si no me equivoco, la Arashikage era genin de mi promoción. —contestó, intentando aclarar lo de su memoria. —Sobre lo de la apariencia... me quedé atrapada en ésta apariencia hace mucho. Ni enfermo, ni envejezco, ni me quedan cicatrices. No es ningún tipo de henge ni nada parecido, es mi propio cuerpo que se mantiene tal y como está.
Al llegar las mariposas, decidieron continuar el camino. Avanzaron por el túnel hasta encontrar la otra celda, la que estaba abarrotada de conejos, pero no se detuvieron por mucho tiempo. Al llegar al final, donde aguardaba la salida, ambos observaron cómo el único conejo que había escapado de la anterior celda, intentaba salir. Keisuke no tardó en preguntar si debían liberarlos, afirmando que conocía la manera de hacerlo, pero que sería ruidoso.
—Espera entonces... miraré antes lo que hay fuera de ésta reja, y sin no hay un centenar de maleantes o un dragón de jade, pues entonces podrías hacer ruido para romper los barrotes. La verdad, mis métodos no serían menos ortodoxos...
Dicho y hecho, la chica liberó de nuevo unas cuantas mariposas, que se colarían por los barrotes que los mantenían cautivos. Volarían en pos de averiguar qué mas había mas allá, todo fuese por mantener el factor sorpresa.
La pelirroja se mantuvo en silencio por un instante, momento que el joven aprovechó para seguir con su interrogatorio. Ahora la pregunta fue a buscar información de cómo se mantenía joven, lo cuál era una pregunta ilógica sabiéndose que era inmortal. Tras ello, le pidió a la chica que en cuanto saliesen del antro, le contase alguna batallita del pasado, algo importante o interesante. Sin duda, su curiosidad era comparable a la de la chica.
—La verdad, cuando muero mas de una vez seguida, pierdo un lapso de tiempo de memoria. Perfectamente podría olvidar todo ésto si muero unas cuantas veces, hasta me olvidaría de ti. Así que como podrás imaginar... he olvidado muchisimas cosas, quizás debiese ser jounin o incluso anbu, pero... mis habilidades no llegan a florecer, pues cada vez que me arriesgo demasiado, olvido la mayor parte de las cosas... Si no me equivoco, la Arashikage era genin de mi promoción. —contestó, intentando aclarar lo de su memoria. —Sobre lo de la apariencia... me quedé atrapada en ésta apariencia hace mucho. Ni enfermo, ni envejezco, ni me quedan cicatrices. No es ningún tipo de henge ni nada parecido, es mi propio cuerpo que se mantiene tal y como está.
Al llegar las mariposas, decidieron continuar el camino. Avanzaron por el túnel hasta encontrar la otra celda, la que estaba abarrotada de conejos, pero no se detuvieron por mucho tiempo. Al llegar al final, donde aguardaba la salida, ambos observaron cómo el único conejo que había escapado de la anterior celda, intentaba salir. Keisuke no tardó en preguntar si debían liberarlos, afirmando que conocía la manera de hacerlo, pero que sería ruidoso.
—Espera entonces... miraré antes lo que hay fuera de ésta reja, y sin no hay un centenar de maleantes o un dragón de jade, pues entonces podrías hacer ruido para romper los barrotes. La verdad, mis métodos no serían menos ortodoxos...
Dicho y hecho, la chica liberó de nuevo unas cuantas mariposas, que se colarían por los barrotes que los mantenían cautivos. Volarían en pos de averiguar qué mas había mas allá, todo fuese por mantener el factor sorpresa.