Visualicé como unió sus manos en un único sello y luego las mariposas atravesaron la puerta sin dificultad, aparentemente nada me podría sorprender de esta chica, sería solo cuestión de esperar.
Las siguientes palabras me pusieron en alerta, la chica prácticamente había muerto en esa avalancha, por eso era que no sabía que hacía por ahí. —Entonces debo entender que sí nos vemos y no me reconoces habrás muerto nuevamente...—Repetí, lo había entendido bien, era solo que... Era muy triste todo aquello.
Del otro lado de la puerta Aiko no podría percibir nada, todo a su alrededor estaba negro, no había ningún rastro de luz que le diera tregua, en ese momento estaba en un lugar desconocido y en esa situación las mariposas no recogían ningún tipo de pista. Los insectos de papeles podrían moverse con cierta libertad, pero ¿cuanto podrían hacerlo sin chocar contra algunos objetos y muros? Esa sensación de caminar con los ojos vendados e inseguridad podría adueñarse de ella, de su técnica.
—Lo estuve pensando y sería bastante insensible de nuestra parte dejar estos conejos aquí.— Miré en ambas direcciones, no sabía por cual camino iría primero. —Además, si los liberamos tendríamos un factor sorpresa sí nos encontramos con la persona que nos apresó, debe tenerles aquí por algo, tendría que pensar si ir tras nosotros o tras sus conejos.— Terminé de explicar mi idea.—Aunque primero deberíamos abrir esta puerta, ¿no?— Me refería a la reja.
—¿Ya sabes que hay del otro lado?— Mencioné luego de unos minutos.
Las siguientes palabras me pusieron en alerta, la chica prácticamente había muerto en esa avalancha, por eso era que no sabía que hacía por ahí. —Entonces debo entender que sí nos vemos y no me reconoces habrás muerto nuevamente...—Repetí, lo había entendido bien, era solo que... Era muy triste todo aquello.
Del otro lado de la puerta Aiko no podría percibir nada, todo a su alrededor estaba negro, no había ningún rastro de luz que le diera tregua, en ese momento estaba en un lugar desconocido y en esa situación las mariposas no recogían ningún tipo de pista. Los insectos de papeles podrían moverse con cierta libertad, pero ¿cuanto podrían hacerlo sin chocar contra algunos objetos y muros? Esa sensación de caminar con los ojos vendados e inseguridad podría adueñarse de ella, de su técnica.
—Lo estuve pensando y sería bastante insensible de nuestra parte dejar estos conejos aquí.— Miré en ambas direcciones, no sabía por cual camino iría primero. —Además, si los liberamos tendríamos un factor sorpresa sí nos encontramos con la persona que nos apresó, debe tenerles aquí por algo, tendría que pensar si ir tras nosotros o tras sus conejos.— Terminé de explicar mi idea.—Aunque primero deberíamos abrir esta puerta, ¿no?— Me refería a la reja.
—¿Ya sabes que hay del otro lado?— Mencioné luego de unos minutos.