14/06/2017, 17:59
(Última modificación: 29/07/2017, 02:51 por Amedama Daruu.)
Daruu respondió a la reverencia con cordialidad y se levantó para hablar con su compañero a la misma altura. Mogura no había cambiado nada en unos meses —por otra parte, lo que cualquiera esperaría que sucediera en el corto transcurso de unos meses—. Vestía un conjunto casual. No venía de entrenar hoy, por lo visto. Abrió un abanico que llevaba en la mano y comenzó a darse aire.
—¡El Páis del Fuego es un lugar muy caluroso! ¿A quién se le ocurre organizar un torneo en un lugar como este?
Daruu soltó una carcajada.
—¡No estamos en el País del Fuego, Mogura-san! Estamos en el Valle de los Dojos —le corrigió—. Al parecer, este sitio se auto-gobierna. Un paraíso samurai en medio de un continente ninja, ¿eh?
Se rascó el hombro izquierdo.
—Pero sí, hace un calor que da asco. En Yachi hace sol muchas veces, pero la temperatura es muy distinta —comentó. Seguramente Mogura no tendría ni idea de por qué mencionaba Yachi, pero no se había fijado en eso—. Oye... ¿no oyes algo?
Quedó callado. Se oía una voz femenina, a la derecha, internándose en el bosque.
—¡Ayuda! ¡Un médico! ¡Médico, médico!
—¡El Páis del Fuego es un lugar muy caluroso! ¿A quién se le ocurre organizar un torneo en un lugar como este?
Daruu soltó una carcajada.
—¡No estamos en el País del Fuego, Mogura-san! Estamos en el Valle de los Dojos —le corrigió—. Al parecer, este sitio se auto-gobierna. Un paraíso samurai en medio de un continente ninja, ¿eh?
Se rascó el hombro izquierdo.
—Pero sí, hace un calor que da asco. En Yachi hace sol muchas veces, pero la temperatura es muy distinta —comentó. Seguramente Mogura no tendría ni idea de por qué mencionaba Yachi, pero no se había fijado en eso—. Oye... ¿no oyes algo?
Quedó callado. Se oía una voz femenina, a la derecha, internándose en el bosque.
—¡Ayuda! ¡Un médico! ¡Médico, médico!