El chico bromeó con respecto a que difícilmente podían salir tal y como entraron, obviamente porque no sabían cómo habían llegado hasta allí. Aunque la chica no entendió del todo a qué venía ese comentario tan espontaneo y fuera de lugar... El chico sin embargo lo vio divertido, y hasta rió sin ser consciente quizás de que la chica había quedado totalmente fuera de lugar. Tampoco tardó en recuperar la compostura, y se cercioró de que lo había entendido bien preguntando a la chica si debían tomar la puerta hacia la derecha.
—Así es, la puerta que está junto a las escaleras.
Tras ello, el pelirrojo abrió lentamente la puerta, intentado hacer el ruido mas leve e imposible de atenuar que pudiese ejercer. Dada la antigüedad del sitio, lo hizo realmente bien, haciendo apenas ruido. Avanzaron hasta la puerta que bién habia reseñado Aiko, y fue entonces que el médico preguntó a la kunoichi si sabía apañarselas para abrir la puerta con ganzúas o algo similar, inquiriendo que si hacían demasiado ruido alarmarían a las posibles personas que hubiesen por la cercanía. Razón no le faltaba, pero... ¿y por qué no armar un buen jaleo? De esa manera, y con ayuda del centenar de conejos corriendo de un lado a otro, sin duda dejarían sin saber cómo actuar a los supuestos secuestradores.
—La verdad es que no tengo ni idea de cómo usar una ganzúa... normalmente no tengo problemas para pasar por debajo de una puerta. —explicó al chico. —Pero en éste caso particularmente, creo que lo propio sería que uses tu fuerza para mandar a paseo la puerta. Entre el revuelto del ruido, el jaleo que se formará, y el montón de conejos corriendo y brincando de un lado a otro, seguro que nos pierden de vista rápidamente... ¿no crees?
—Así es, la puerta que está junto a las escaleras.
Tras ello, el pelirrojo abrió lentamente la puerta, intentado hacer el ruido mas leve e imposible de atenuar que pudiese ejercer. Dada la antigüedad del sitio, lo hizo realmente bien, haciendo apenas ruido. Avanzaron hasta la puerta que bién habia reseñado Aiko, y fue entonces que el médico preguntó a la kunoichi si sabía apañarselas para abrir la puerta con ganzúas o algo similar, inquiriendo que si hacían demasiado ruido alarmarían a las posibles personas que hubiesen por la cercanía. Razón no le faltaba, pero... ¿y por qué no armar un buen jaleo? De esa manera, y con ayuda del centenar de conejos corriendo de un lado a otro, sin duda dejarían sin saber cómo actuar a los supuestos secuestradores.
—La verdad es que no tengo ni idea de cómo usar una ganzúa... normalmente no tengo problemas para pasar por debajo de una puerta. —explicó al chico. —Pero en éste caso particularmente, creo que lo propio sería que uses tu fuerza para mandar a paseo la puerta. Entre el revuelto del ruido, el jaleo que se formará, y el montón de conejos corriendo y brincando de un lado a otro, seguro que nos pierden de vista rápidamente... ¿no crees?