25/06/2017, 04:29
¡No es nada! –la mujer movió sus manos con despreocupación invitándolo a comer. Nonoha di un par de bocados más, feliz por al fin saciar sus ganas de comida- ¡Esta delicioso! – se saboreó la castaña feliz, mientras los dos ancianos, y sentados en sus lugares también alagaban el espléndido trabajo de la mujer.
- ¡Querida, cocinas maravillosamente bien! –le alago Hiwata que se saboreaba sin más, llevándose otra cucharada del estofado a la boca. Nonoha cuchareo por algunos minutos, sin poner mucha conversa tenia demasiada hambre como para distraerse n conversaciones.
Come más despacio – sugirió su madre un poco alarmada, preocupada porque pudiera atrancarse por la forma tan rápida en la que comía, parecía que tragaba cada bocado sin masticar y eso le hizo estirar una mano y sostener la más pequeña de la menor – ¡Come con cuidado!- Nonoha le observo con la boca llena y asintió despacio, un poco sobresaltada por el repentino accionar de su madre. Mastico y trago despacio lo que tenía en la boca y ya teniendo su mano libre volvió a llevarse una cucharada del alimento a los labios.
Ren, que era el único en silencio, solo se dedicó a observar y comer con tranquilidad observo de vez en cuando al pelinegro - ¿Cómo estás? –le pregunto el mayor, mientras degustaba de su comida.
-¿Te gusta la comida? – pregunto nuevamente, observándolo de reojo.
- ¡Querida, cocinas maravillosamente bien! –le alago Hiwata que se saboreaba sin más, llevándose otra cucharada del estofado a la boca. Nonoha cuchareo por algunos minutos, sin poner mucha conversa tenia demasiada hambre como para distraerse n conversaciones.
Come más despacio – sugirió su madre un poco alarmada, preocupada porque pudiera atrancarse por la forma tan rápida en la que comía, parecía que tragaba cada bocado sin masticar y eso le hizo estirar una mano y sostener la más pequeña de la menor – ¡Come con cuidado!- Nonoha le observo con la boca llena y asintió despacio, un poco sobresaltada por el repentino accionar de su madre. Mastico y trago despacio lo que tenía en la boca y ya teniendo su mano libre volvió a llevarse una cucharada del alimento a los labios.
Ren, que era el único en silencio, solo se dedicó a observar y comer con tranquilidad observo de vez en cuando al pelinegro - ¿Cómo estás? –le pregunto el mayor, mientras degustaba de su comida.
-¿Te gusta la comida? – pregunto nuevamente, observándolo de reojo.