La muchacha le mostro su error y tenía razón, él no había confiado completamente en ella, por lo cual no podía llamarla amiga, al ver la sonrisa melancólica de la chica, nuevamente le vino ese sabor amargo, talvez…no, no había forma de salir de esta.
- Habría sido seguramente divertido- la muchacha no acabo la frase, pero Ashito sabía perfectamente a lo que se refería.
<<Si, seguramente, pero eso es imposible>> pensó mientras levanto la cabeza para escuchar las palabras del Morikage, sabía perfectamente que el líder de la aldea no tenía elección, por lo que lo único que hizo fue asentir levemente con la cabeza.
Al chasquear los dedos, los mismos ANBU que los habían llevado hasta ahí, los tomaron por la espalda inmovilizándolos, y en esa misma posición, escucho la condena que el cabecilla de Kusa dicto.
Apenas salió la última palabra escuchada por el Uzureño, pudo sentir sobre su garganta el filo que amenazaba su vida, su corazón latía demasiado rápido, seguramente acabaría muriendo por un infarto antes que por el filo, pero no fue así, el sabor a hierro comenzaba a inundar su boca mientras sentía el arduo recorrido del filo trazar el camino que se llevaría su vida, sin dudar ni un segundo, la mano que sostenía el arma, se movia inalterablemente, un recorrido que seguramente habría realizado incontables veces, no distinguía género, ni edad, ni rango, solo avanzaba hasta quitar el último aliento de la víctima.
Su visión empezaba a nublarse, sus manos se entumecían y su cerebro le fallaba, ni siquiera podía pensar claramente<<¿Me pregunto cómo se verá mi rostro en este momento?>> sus pensamientos parecían estar inconscientes de que estos serían sus últimos segundos, o talvez solo se protegían de la locura que lo invadiría si solo recordara el motivo de su viaje, o lo que había dejado atrás, pero por más que su mente luchaba para evadir esos pensamientos, parecía que el tiempo se había detenido, podía pensar en absolutamente cualquier estupidez y su cuerpo nunca tocaba el suelo<<La muerte no es tan terrible al parecer, dicen que es una aventura, pero me siento demasiado cansado para recorrerla, ya quiero que todo acabe, talvez así pueda estar al fin en paz>>
Los pesares no se habían ido, de hecho eran más que antes, no solo no había logrado hacer nada con su objetivo, sino que había terminado con la vida de otras personas…en vano<< Lo siento, al parecer tenías razón… no sirvo para este trabajo>> la imagen de su hermana se reflejó en su mente en ese instante y la sangre ya no era el único fluido que se derramaba por su rostro, después de 5 años, sus lagrimales habían soltado todo lo que se guardaron desde que comenzó su pesadilla, ese fue su fin, su ultimo pensamiento, su ultimo pesar, su último suspiro, ya no quedaba más que un cuerpo inerte desangrándose, cayó de un golpe sobre la alfombra del despacho, dejando la marca de su muerte sobre ella.
El destino no es algo que este dictado, pero son nuestros pasos los que nos hunden o elevan en el mundo, sus pasos se hundieron desde el día en que decidió su objetivo, y el mundo acabo por tragárselo, sin importarle su vida, su objetivo, o quien lo espera, observando la luna, con lágrimas sobre sus ojos, a quien ya no le queda nada.
- Volverás hermano ¿verdad? Debes volver, debes volver…- solo un susurro, un susurro de alguien sin objetivo y con la mirada perdida, un susurro de alguien que espera lo imposible y lo sabe, un susurro de quien vacío sus lagrimales, solo esperando, y de quien esperaría hasta su final.
- Habría sido seguramente divertido- la muchacha no acabo la frase, pero Ashito sabía perfectamente a lo que se refería.
<<Si, seguramente, pero eso es imposible>> pensó mientras levanto la cabeza para escuchar las palabras del Morikage, sabía perfectamente que el líder de la aldea no tenía elección, por lo que lo único que hizo fue asentir levemente con la cabeza.
Al chasquear los dedos, los mismos ANBU que los habían llevado hasta ahí, los tomaron por la espalda inmovilizándolos, y en esa misma posición, escucho la condena que el cabecilla de Kusa dicto.
Apenas salió la última palabra escuchada por el Uzureño, pudo sentir sobre su garganta el filo que amenazaba su vida, su corazón latía demasiado rápido, seguramente acabaría muriendo por un infarto antes que por el filo, pero no fue así, el sabor a hierro comenzaba a inundar su boca mientras sentía el arduo recorrido del filo trazar el camino que se llevaría su vida, sin dudar ni un segundo, la mano que sostenía el arma, se movia inalterablemente, un recorrido que seguramente habría realizado incontables veces, no distinguía género, ni edad, ni rango, solo avanzaba hasta quitar el último aliento de la víctima.
Su visión empezaba a nublarse, sus manos se entumecían y su cerebro le fallaba, ni siquiera podía pensar claramente<<¿Me pregunto cómo se verá mi rostro en este momento?>> sus pensamientos parecían estar inconscientes de que estos serían sus últimos segundos, o talvez solo se protegían de la locura que lo invadiría si solo recordara el motivo de su viaje, o lo que había dejado atrás, pero por más que su mente luchaba para evadir esos pensamientos, parecía que el tiempo se había detenido, podía pensar en absolutamente cualquier estupidez y su cuerpo nunca tocaba el suelo<<La muerte no es tan terrible al parecer, dicen que es una aventura, pero me siento demasiado cansado para recorrerla, ya quiero que todo acabe, talvez así pueda estar al fin en paz>>
Los pesares no se habían ido, de hecho eran más que antes, no solo no había logrado hacer nada con su objetivo, sino que había terminado con la vida de otras personas…en vano<< Lo siento, al parecer tenías razón… no sirvo para este trabajo>> la imagen de su hermana se reflejó en su mente en ese instante y la sangre ya no era el único fluido que se derramaba por su rostro, después de 5 años, sus lagrimales habían soltado todo lo que se guardaron desde que comenzó su pesadilla, ese fue su fin, su ultimo pensamiento, su ultimo pesar, su último suspiro, ya no quedaba más que un cuerpo inerte desangrándose, cayó de un golpe sobre la alfombra del despacho, dejando la marca de su muerte sobre ella.
El destino no es algo que este dictado, pero son nuestros pasos los que nos hunden o elevan en el mundo, sus pasos se hundieron desde el día en que decidió su objetivo, y el mundo acabo por tragárselo, sin importarle su vida, su objetivo, o quien lo espera, observando la luna, con lágrimas sobre sus ojos, a quien ya no le queda nada.
- Volverás hermano ¿verdad? Debes volver, debes volver…- solo un susurro, un susurro de alguien sin objetivo y con la mirada perdida, un susurro de alguien que espera lo imposible y lo sabe, un susurro de quien vacío sus lagrimales, solo esperando, y de quien esperaría hasta su final.
- Hablo-
<<Pienso>>