4/07/2017, 21:52
(Última modificación: 29/07/2017, 02:53 por Amedama Daruu.)
Mogura bromeó, y Daruu se esforzó por sonreír, pero le salió tan forzado que casi pareció una mueca terrible. Después, el médico se preguntó en voz alta sobre quién se ocuparía de aquél desastre, de si serían los sámurai.
—Quizás deberíamos llevarla ante alguien o traer a alguien y explicarle lo que ha pasado, ¿no? —sugirió Daruu—. No estarás pensando dejarla aquí abandonada...
Daruu se permitió el lujo de mirar la herida que estaba presionando. La gasa estaba manchada de sangre, también sus manos. Comenzó a sentirse mareado...
—Puedes dejar de presionar la tela.
Pero Daruu no respondía. Miraba fijamente la gasa con rostro inexpresivo. El muchacho perdió el equilibrio y cayó hacia un costado, inconsciente, quedando tumbado sobre las piernas de la mujer.
—Quizás deberíamos llevarla ante alguien o traer a alguien y explicarle lo que ha pasado, ¿no? —sugirió Daruu—. No estarás pensando dejarla aquí abandonada...
Daruu se permitió el lujo de mirar la herida que estaba presionando. La gasa estaba manchada de sangre, también sus manos. Comenzó a sentirse mareado...
—Puedes dejar de presionar la tela.
Pero Daruu no respondía. Miraba fijamente la gasa con rostro inexpresivo. El muchacho perdió el equilibrio y cayó hacia un costado, inconsciente, quedando tumbado sobre las piernas de la mujer.