11/07/2017, 18:56
El bueno de Riko seguramente esperaba una misión de rango D fácil y sencilla, que en un par de horas y trabajo leve o nulo se resolviera sola. Pero no todas las misiones podían ser coser y cantar, algunas tenían que ser limpiar y cantar.
A pesar de su decepción, nuestro protagonista siguió su camino hacia la academia shinobi. Donde la primera persona que vio fue un hombre detrás de otro mostrador, hoy era día de mostradores.
Riko le preguntó por Daichi y aquel hombre soltó un largo suspiro, como si solo el hecho de responderle ya le pareciese excesivamente extenuante. Tras aquel dramatico gesto le contestó:
— Está en los baños, supongo que sabrás donde están.
Ni siquiera hizo ademán de intentar señalarle por donde era. Ya supuso que Riko sabría donde estaba, por lo de haber estudiado allí durante años.
A pesar de su decepción, nuestro protagonista siguió su camino hacia la academia shinobi. Donde la primera persona que vio fue un hombre detrás de otro mostrador, hoy era día de mostradores.
Riko le preguntó por Daichi y aquel hombre soltó un largo suspiro, como si solo el hecho de responderle ya le pareciese excesivamente extenuante. Tras aquel dramatico gesto le contestó:
— Está en los baños, supongo que sabrás donde están.
Ni siquiera hizo ademán de intentar señalarle por donde era. Ya supuso que Riko sabría donde estaba, por lo de haber estudiado allí durante años.