11/07/2017, 20:06
Así pues, los 3 empezaron la búsqueda de un lugar en el que pasar la noche, bajo cubierto y donde garantizar un buen descanso. No tardaron en hacerlo. con la experiencia de la sensei hallamos un lugar que, aunque centríco ofrecía justo lo que buscábamos.
— Aquí estaremos perfectamente
Entramos y pagamos un par de habitaciones. Una para Setsuna y la otra para Daigo y para mí. Me había tocado el compartir habitación con el recién conocido pese a que la situación no era la que más e agradaba. Todo bajo la excusa de que Setsuna era una chica... En fin, excusas como decía.
Al día siguiente la puerta sonó con fuerza, era como un martillo aporreando el tímpano. Conté hasta 3 golpes con un exacto intervalo de tiempo entre los 3.
— Hora de irnos, marmotas. Debemos darnos prisa si queremos llegar a Yachi antes de que anochezca
— Vale, vale. Ya vamos.. — dije con la voz todavía ronca mientras me desprendía de las sabanas de mi cama de un golpe — Vamos, Daigo, no queremos cabrearla
No, ninguno de los dos debía querer eso o de lo contrario sufriría toda su furia. Si había algo que cabrease a Setsuna era llegar tarde. Por algo era doña puntualidad. sin duda, un hábito que había adquirido con el tiempo y al experiencia.
— Espéranos abajo
Tras aquello empezaría a vestirme y a recoger todo con tal de no dejarnos nada en la habitación mientras esperaba que Daigo hiciese lo propio.
— Aquí estaremos perfectamente
Entramos y pagamos un par de habitaciones. Una para Setsuna y la otra para Daigo y para mí. Me había tocado el compartir habitación con el recién conocido pese a que la situación no era la que más e agradaba. Todo bajo la excusa de que Setsuna era una chica... En fin, excusas como decía.
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Al día siguiente la puerta sonó con fuerza, era como un martillo aporreando el tímpano. Conté hasta 3 golpes con un exacto intervalo de tiempo entre los 3.
— Hora de irnos, marmotas. Debemos darnos prisa si queremos llegar a Yachi antes de que anochezca
— Vale, vale. Ya vamos.. — dije con la voz todavía ronca mientras me desprendía de las sabanas de mi cama de un golpe — Vamos, Daigo, no queremos cabrearla
No, ninguno de los dos debía querer eso o de lo contrario sufriría toda su furia. Si había algo que cabrease a Setsuna era llegar tarde. Por algo era doña puntualidad. sin duda, un hábito que había adquirido con el tiempo y al experiencia.
— Espéranos abajo
Tras aquello empezaría a vestirme y a recoger todo con tal de no dejarnos nada en la habitación mientras esperaba que Daigo hiciese lo propio.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa