22/07/2017, 17:34
(Última modificación: 29/07/2017, 02:49 por Amedama Daruu.)
Ayame levantó la mirada al cielo y se puso a pensar en un lugar que le viniera bien. Daruu tragó saliva y escudriñó su rostro en busca de alguna señal. «No tiene pinta de que le guste el pescado. No tiene cara de pescado», se dijo, tratando de tranquilizarse. «Pero claro, aquél día se pidió un taiyaki. ¿Mencionó si le gustaba el pescado cuando puse cara de asco? ¡Ahhh, no me acuerdo!»
—Pues no sé...
«No digas pescado. No digas pescado.»
—No soy muy exquisita con la comida, así que me gusta cualquier cosa. Menos el tomate y las setas, eso sí —Hizo una mueca de asco—. Si quieres podríamos buscar algún sitio de ramen o... pizas.
«Pizas.»
Daruu se había detenido, muy quieto en el sitio. Estuvo así unos segundos. Finalmente, tosió y reanudó la marcha, cogido de la mano de Ayame.
—Se pronuncia más como pidsa —dijo—. O puedes decir pitsa, o incluso picsa. Pero nunca piza.
»De todas formas, para comer pizza deberías probar una de las mías antes. ¡Así que ramen será!
Era un local pequeño, iluminado con una tenue tonalidad de tonos cálidos. Pese a que Sendoushi estaba repleto de sitios donde cenar, Daruu y Ayame se habían recorrido media ciudad hasta parar quietos en un sitio. La primera impresión no había sido muy buena. El Fideo Bailongo no tenía una fachada atractiva, y casi habían entrado ya por cansancio. Pero el personal era muy amable, y al final, al menos Daruu, se lo estaba pasando bien.
Casi se había olvidado que era una cita.
Casi.
Se acababa de acordar.
Estaba rojo como un tomate.
—Pe-pe-pe-pe-pe...
—¿Un ramen de pescado...? —sugirió una confundida camarera.
Daruu agitó la cabeza hacia los lados como un psicópata.
—¡Pe-pe-pediré un ramen con cerdo char siu!
—Pues no sé...
«No digas pescado. No digas pescado.»
—No soy muy exquisita con la comida, así que me gusta cualquier cosa. Menos el tomate y las setas, eso sí —Hizo una mueca de asco—. Si quieres podríamos buscar algún sitio de ramen o... pizas.
«Pizas.»
Daruu se había detenido, muy quieto en el sitio. Estuvo así unos segundos. Finalmente, tosió y reanudó la marcha, cogido de la mano de Ayame.
—Se pronuncia más como pidsa —dijo—. O puedes decir pitsa, o incluso picsa. Pero nunca piza.
»De todas formas, para comer pizza deberías probar una de las mías antes. ¡Así que ramen será!
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Era un local pequeño, iluminado con una tenue tonalidad de tonos cálidos. Pese a que Sendoushi estaba repleto de sitios donde cenar, Daruu y Ayame se habían recorrido media ciudad hasta parar quietos en un sitio. La primera impresión no había sido muy buena. El Fideo Bailongo no tenía una fachada atractiva, y casi habían entrado ya por cansancio. Pero el personal era muy amable, y al final, al menos Daruu, se lo estaba pasando bien.
Casi se había olvidado que era una cita.
Casi.
Se acababa de acordar.
Estaba rojo como un tomate.
—Pe-pe-pe-pe-pe...
—¿Un ramen de pescado...? —sugirió una confundida camarera.
Daruu agitó la cabeza hacia los lados como un psicópata.
—¡Pe-pe-pediré un ramen con cerdo char siu!