27/07/2017, 16:09
La chica respondió a la inseguridad de Juro con una sonrisa y una negación efusiva mediante gestos. No. No molestaba. Al menos por el momento. Con suerte, le habría caído bien.
Aiko le confesó que en realidad, ella no había conocido a nadie importante. Según ella, por el miedo de que las personas se diesen cuenta de que ella no envejeciera al contrario que el resto de mortales. Algo totalmente esperado por Juro, pero aun así, quedó algo decepcionado. Podría haber conocido a mucha gente, vaya.
— Lo entiendo. Eso también le pasaba a alguien sobre el que leí en un libro de literatura fantastica —, informó, como si supiera mucho del tema —, fingía su muerte y se hacía pasar por un pariente suyo más joven. Así durante generaciones. Pero tenía un aspecto más adulto.
En realidad, le sonaba muy raro. Iba a ser muy difícil hacer algo así. Puede que lo recordarse mal.
— Igualmente lo tuyo también está bien — añadió, con suavidad —. Además, si todos envejecen y tú no, para cuando se den cuenta, ya tendrán artrosis y los huesos frágiles y no podrán cogerte.
Se cruzó de brazos, como si hubiera dicho algo muy inteligente.
Para su sorpresa, ellos no serían los únicos que conocían el sitio. Un ruido de pasos haría que ambos ninjas se girasen. Un hombre adulto, de unos cuarenta años, se paseaba por el lugar con un gran carro, similar al de un mercader. Llevaba un turbante y un colgante con una gran gema roja, además de unos atuendos orientales, y unas sandalias. Tenia sobrepeso y hacia un ruido muy gracioso mientras caminaba, pasó por pasó, luchando contra el ascenso. Parecía un muñeco.
El hombre tiraba del carro con una pequeña cuerda, haciendo de mula improvisada. Finalmente, reparó en ellos. Pareció querer hacer un alto en el camino, aparcando el carro.
— Buenas tardes — les dijo, con un marcado acento que hacía difícil el entenderle. No vocalizaba.
Aiko le confesó que en realidad, ella no había conocido a nadie importante. Según ella, por el miedo de que las personas se diesen cuenta de que ella no envejeciera al contrario que el resto de mortales. Algo totalmente esperado por Juro, pero aun así, quedó algo decepcionado. Podría haber conocido a mucha gente, vaya.
— Lo entiendo. Eso también le pasaba a alguien sobre el que leí en un libro de literatura fantastica —, informó, como si supiera mucho del tema —, fingía su muerte y se hacía pasar por un pariente suyo más joven. Así durante generaciones. Pero tenía un aspecto más adulto.
En realidad, le sonaba muy raro. Iba a ser muy difícil hacer algo así. Puede que lo recordarse mal.
— Igualmente lo tuyo también está bien — añadió, con suavidad —. Además, si todos envejecen y tú no, para cuando se den cuenta, ya tendrán artrosis y los huesos frágiles y no podrán cogerte.
Se cruzó de brazos, como si hubiera dicho algo muy inteligente.
Para su sorpresa, ellos no serían los únicos que conocían el sitio. Un ruido de pasos haría que ambos ninjas se girasen. Un hombre adulto, de unos cuarenta años, se paseaba por el lugar con un gran carro, similar al de un mercader. Llevaba un turbante y un colgante con una gran gema roja, además de unos atuendos orientales, y unas sandalias. Tenia sobrepeso y hacia un ruido muy gracioso mientras caminaba, pasó por pasó, luchando contra el ascenso. Parecía un muñeco.
El hombre tiraba del carro con una pequeña cuerda, haciendo de mula improvisada. Finalmente, reparó en ellos. Pareció querer hacer un alto en el camino, aparcando el carro.
— Buenas tardes — les dijo, con un marcado acento que hacía difícil el entenderle. No vocalizaba.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60