28/07/2017, 23:00
(Última modificación: 29/07/2017, 03:06 por Amedama Daruu.)
... pero tampoco es para tanto.
Y como si la montaña le hubiese escuchado, sintiéndose insultada por el demeritorio comentario de Daruu; ésta rugió enfurecida, avirtiéndoles a los presentes de que algo se acercaba hacia el descenso en el que ellos se encontraban. Y tras el rugido, vino un potente temblor.
—Eh, eh, eh. ¡Espera! ¿Has oído eso? ¿Qué está pasando?
Kaido observó incrédulo, y expectante, como si fuese lo suficientemente capaz de esperar a lo que se le venía encima sin vacilar. Daruu, no obstante, tenía otros planes; y es que quién sabe cómo, éste comprobó que el peligro inminente estaba más cerca de lo que alguno de los dos esperaba. Y así se lo hizo saber, en un desesperado grito, tratando de advertirle al mismo tiempo de que él priorizaba poner su pálido culo a salvo.
El escualo le escuchó saltar, y él no necesitó pensarlo dos veces para hacer lo mismo. El viento, sin discriminación, le llevó también un par de metros atrás entre las paredes rocosas antes de que el chakra con el que envolvió sus pies pudiese hacerle frenar. Pero lo cierto es que ahí, encaramado como mono, y por delante de un también bien sujeto Daruu, ambos pudieron observar en primera fila el deslave de una marea de piedras golpeándose unas entre otras, engullendo el único camino sin contemplación.
—¡Uffffffff! te lo dije, Daruu-kun; un paso en falso y olvídate de vivir —exclamó, repitiendo la misma frase de antes. Aunque, ésta vez, el torneo sería lo de menos. Si así era la primera prueba de la Senda, no quería ni imaginar los desafíos que podrían haber más adelante—. ¿cómo supiste lo que nos venía?
Y sólo por eso, se agradecía no haber sido un cabrón con Daruu al inicio de la travesía. De lo contrario, habría estado difícil salir airoso de aquella situación sin el aviso de su colega.
Y como si la montaña le hubiese escuchado, sintiéndose insultada por el demeritorio comentario de Daruu; ésta rugió enfurecida, avirtiéndoles a los presentes de que algo se acercaba hacia el descenso en el que ellos se encontraban. Y tras el rugido, vino un potente temblor.
—Eh, eh, eh. ¡Espera! ¿Has oído eso? ¿Qué está pasando?
Kaido observó incrédulo, y expectante, como si fuese lo suficientemente capaz de esperar a lo que se le venía encima sin vacilar. Daruu, no obstante, tenía otros planes; y es que quién sabe cómo, éste comprobó que el peligro inminente estaba más cerca de lo que alguno de los dos esperaba. Y así se lo hizo saber, en un desesperado grito, tratando de advertirle al mismo tiempo de que él priorizaba poner su pálido culo a salvo.
El escualo le escuchó saltar, y él no necesitó pensarlo dos veces para hacer lo mismo. El viento, sin discriminación, le llevó también un par de metros atrás entre las paredes rocosas antes de que el chakra con el que envolvió sus pies pudiese hacerle frenar. Pero lo cierto es que ahí, encaramado como mono, y por delante de un también bien sujeto Daruu, ambos pudieron observar en primera fila el deslave de una marea de piedras golpeándose unas entre otras, engullendo el único camino sin contemplación.
—¡Uffffffff! te lo dije, Daruu-kun; un paso en falso y olvídate de vivir —exclamó, repitiendo la misma frase de antes. Aunque, ésta vez, el torneo sería lo de menos. Si así era la primera prueba de la Senda, no quería ni imaginar los desafíos que podrían haber más adelante—. ¿cómo supiste lo que nos venía?
Y sólo por eso, se agradecía no haber sido un cabrón con Daruu al inicio de la travesía. De lo contrario, habría estado difícil salir airoso de aquella situación sin el aviso de su colega.