2/08/2017, 12:39
El bueno de Riko no hizo otra cosa que apechugar con su misión, como debería hacer cualquier genin en su situación, mirar hacia delante intentando no dejarte el estomago por el camino. Tenía la voluntad de acero propia de un Senju, la valentía propia de un Uzushiogakureño y la paciencia del soldado. Todo ello junto le permitió coger el cepillo y empezar a frotar.
Con cada frotada se iba un poco más de mierda y sus ropas se llenaban de un poco más de mierda, a veces la propia suciedad parecía ser un simbionte en busca de un nuevo huesped del que vivir. El tiempo y el esfuerzo le otorgaron un premio digno de los dioses, su primera pared limpia. Ahora solo le quedaban otras tres paredes, el techo, el suelo, los retretes, las puertas y todas las tuberías.
Todo parecía ir normalmente para nuestro trabajador genin, hasta que...
— Ko... Kokoooo!
Plaf, plonk.
El primer sonido vino de la ventanita abierta que había en la parte superior de una de las paredes y el segundo de uno de los retretes que tienen puerta, Riko, gracias a su agudeza visual de shinobi vería entre ambos sonidos como una mancha con plumas cruzaba del primer sitio al segundo, originando ambas onomatopeyas.
Si Riko abría la puerta de dicho inodoro, esperemos que teniendo cuidado con la cantidad inhumana de manchas que decoraban la misma, podría contemplar el proyectil que había entrado por la ventanita. Una paloma. Más bien una cria de paloma por el tamaño y aspecto. El ave estaba un poco... confusa, perdida... Porque estaba picoteando lo que con un 90% de seguridad parecía una boñiga seca.
Con cada frotada se iba un poco más de mierda y sus ropas se llenaban de un poco más de mierda, a veces la propia suciedad parecía ser un simbionte en busca de un nuevo huesped del que vivir. El tiempo y el esfuerzo le otorgaron un premio digno de los dioses, su primera pared limpia. Ahora solo le quedaban otras tres paredes, el techo, el suelo, los retretes, las puertas y todas las tuberías.
Todo parecía ir normalmente para nuestro trabajador genin, hasta que...
— Ko... Kokoooo!
Plaf, plonk.
El primer sonido vino de la ventanita abierta que había en la parte superior de una de las paredes y el segundo de uno de los retretes que tienen puerta, Riko, gracias a su agudeza visual de shinobi vería entre ambos sonidos como una mancha con plumas cruzaba del primer sitio al segundo, originando ambas onomatopeyas.
Si Riko abría la puerta de dicho inodoro, esperemos que teniendo cuidado con la cantidad inhumana de manchas que decoraban la misma, podría contemplar el proyectil que había entrado por la ventanita. Una paloma. Más bien una cria de paloma por el tamaño y aspecto. El ave estaba un poco... confusa, perdida... Porque estaba picoteando lo que con un 90% de seguridad parecía una boñiga seca.