3/08/2017, 16:50
Tras el silencio de la última nota, siguió una pequeña ovación. Ashida observó el nutrido grupito que se había formado al rededor suyo con cierto orgullo, no había nada que le gustase más que sentir que su música era algo capaz de no dejar indiferente a las personas "Es genial sentir el calor del público" se vanaglorio para sí mismo, sabedor de que la falsa humildad era mejor siempre que la vanidad
—Muchas gracias— respondió el chico mientras dejaba de nuevo en el suelo, apoyado entre el barril y la pared —Me alegro de que les haya gustado— se llevó la mano hasta su nuca, atravesando su vigorosa mata de pelo negro en un gesto más que ensayado
—¡Otra, otra!— empezó una niña y pronto lo demás lo corearon
—¡Lo siento, lo siento!— se disculpó el muchacho mientras desentrelazaba sus piernas para apoyarlas en el suelo —Nada me gustaría más que tocar para tan magnífico público, pero se me hace tarde y aún hay cosas que debo hacer— se disculpó el pelinegro —Pero no se preocupen, mañana volveré a tocar aquí mismo— anunció mientras se levantaba con cierta dificultad, casi se le habían dormido las piernas
"Daños colaterales de llevar toda la mañana ahí sentado..." se ajustó la capa con un par de palmadas a la altura del trasero
—¡Gracias a todos!— volvió a repetir mientras el grupo comenzaba a dispersarse a su alrededor, Ashida se dio la vuelta y recogió su shamisen con cuidado. Lo colocó sobre el barril y sacó una cinta desde el interior de su túnica, era la banda de cuero que usaba para poder cargar a la espalda su instrumento sin dificultad.
"Será mejor que vaya a otra parte... parece que hoy no es mi día de suerte, ¿dónde se habrán metido todos esos gennins pardillos recién salidos de la academia?" se preguntaba el pelinegro "Al final me veo yendo solo"
Así que sin más, se puso a atarlo con cuidado.
—Muchas gracias— respondió el chico mientras dejaba de nuevo en el suelo, apoyado entre el barril y la pared —Me alegro de que les haya gustado— se llevó la mano hasta su nuca, atravesando su vigorosa mata de pelo negro en un gesto más que ensayado
—¡Otra, otra!— empezó una niña y pronto lo demás lo corearon
—¡Lo siento, lo siento!— se disculpó el muchacho mientras desentrelazaba sus piernas para apoyarlas en el suelo —Nada me gustaría más que tocar para tan magnífico público, pero se me hace tarde y aún hay cosas que debo hacer— se disculpó el pelinegro —Pero no se preocupen, mañana volveré a tocar aquí mismo— anunció mientras se levantaba con cierta dificultad, casi se le habían dormido las piernas
"Daños colaterales de llevar toda la mañana ahí sentado..." se ajustó la capa con un par de palmadas a la altura del trasero
—¡Gracias a todos!— volvió a repetir mientras el grupo comenzaba a dispersarse a su alrededor, Ashida se dio la vuelta y recogió su shamisen con cuidado. Lo colocó sobre el barril y sacó una cinta desde el interior de su túnica, era la banda de cuero que usaba para poder cargar a la espalda su instrumento sin dificultad.
"Será mejor que vaya a otra parte... parece que hoy no es mi día de suerte, ¿dónde se habrán metido todos esos gennins pardillos recién salidos de la academia?" se preguntaba el pelinegro "Al final me veo yendo solo"
Así que sin más, se puso a atarlo con cuidado.