8/07/2015, 05:43
(Última modificación: 8/07/2015, 22:44 por Hanamura Kazuma.)
Luego de acercarse al chico de cabellos negros, este le devolvió el saludo. También le aclaro que no tenía demasiado tiempo en ese lugar.
—Ya veo, y ¿no has visto a… —iba a preguntar por el chico rubio, pero inmediatamente este apareció antes ellos, más precisamente parecía haber sido arrojado—. Eh… olvídalo ya está aquí.
Al parecer, había sido la sensei quien lanzo a Nabi junto a sus compañeros, aunque para Kazuma era difícil decir aquello con seguridad, puesto que todo había pasado muy rápido y por los alrededores solo estaban ellos tres.
Sin perder tiempo alguno, el chico de cabellos dorados procedió a leer un papelillo que traía adherido a la frente. Al principio Kazuma no creía lo que decía, pues parecía ser una de las retorcidas bromas de su amigo. Sin embargo, luego de que una estrella de papel se le clavara en el brazo, el chico procedió a mostrarles las palabras escritas en la hoja, mientras enseñaba una sonrisa de satisfacción.
—Qué locura hombre —dijo el ojos grises con cierta incredulidad e indignación.
Pensaba continuar con algunas palabras de reproche o queja, pero en aquel momento se fijo en el fino corte que había quedado en el brazo de su compañero. Justo en el instante en que vio aquello, una brisa fría soplo sobre él, causando que sus músculos temblaran y le recordaran los magullones del día anterior que aun le dolían.
—Bueno, no hay de otra —dijo con un suspiro de resignación.
Inmediatamente luego, el nuevo líder se puso manos a la obra con lo que sería la logística de la tarea. Mientras pedía opiniones y planes. Y mientras daba los buenos días.
—Buenos días, yo creo que… —sus pensamientos detuvieron su hablar.
«Veamos, hay tres clones ubicados en tres sitios emblemáticos de la villa. A primera vista parece un simple simulacro de una misión de búsqueda y destrucción. Pero seguro quiere algo mas, además es extraño que formase una cadena de mando en lugar impartir la ordenes directamente. Posiblemente trate de evaluar nuestra organizacion, toma de decisiones y la habilidad para seguir e interpretar ordenes»
«Joder, con esta mujer las cosas no pueden ser claras y sencillas» —pensó él, mientras miraba de reojo sus alrededores en busca de su superior en rango, y mientras tanteaba mentalmente lo que había dicho Juro.
—Digo, creo que lo de los lugares que ha dicho Juro están bien, aunque quizás sean demasiado obvios, quizás sean lugares menos conocidos pero igual de importantes.
—No se hombre, el sueño junto con el dolor y el frió me tienen medio paranoico.
—En todo caso la decisión será del líder de grupo, pero debe ser rápido. Me imagino que nos quiere en movimiento para antes de que el sol se asome —aseguro, mientras miraba el horizonte marítimo que se hacía cada vez más claro.
Luego de exponer su medianamente extraño razonamiento, procedió a frotarse las manos para tomar calor, mientras esperaba que Nabi tomara una decisión.
—Ya veo, y ¿no has visto a… —iba a preguntar por el chico rubio, pero inmediatamente este apareció antes ellos, más precisamente parecía haber sido arrojado—. Eh… olvídalo ya está aquí.
Al parecer, había sido la sensei quien lanzo a Nabi junto a sus compañeros, aunque para Kazuma era difícil decir aquello con seguridad, puesto que todo había pasado muy rápido y por los alrededores solo estaban ellos tres.
Sin perder tiempo alguno, el chico de cabellos dorados procedió a leer un papelillo que traía adherido a la frente. Al principio Kazuma no creía lo que decía, pues parecía ser una de las retorcidas bromas de su amigo. Sin embargo, luego de que una estrella de papel se le clavara en el brazo, el chico procedió a mostrarles las palabras escritas en la hoja, mientras enseñaba una sonrisa de satisfacción.
—Qué locura hombre —dijo el ojos grises con cierta incredulidad e indignación.
Pensaba continuar con algunas palabras de reproche o queja, pero en aquel momento se fijo en el fino corte que había quedado en el brazo de su compañero. Justo en el instante en que vio aquello, una brisa fría soplo sobre él, causando que sus músculos temblaran y le recordaran los magullones del día anterior que aun le dolían.
—Bueno, no hay de otra —dijo con un suspiro de resignación.
Inmediatamente luego, el nuevo líder se puso manos a la obra con lo que sería la logística de la tarea. Mientras pedía opiniones y planes. Y mientras daba los buenos días.
—Buenos días, yo creo que… —sus pensamientos detuvieron su hablar.
«Veamos, hay tres clones ubicados en tres sitios emblemáticos de la villa. A primera vista parece un simple simulacro de una misión de búsqueda y destrucción. Pero seguro quiere algo mas, además es extraño que formase una cadena de mando en lugar impartir la ordenes directamente. Posiblemente trate de evaluar nuestra organizacion, toma de decisiones y la habilidad para seguir e interpretar ordenes»
«Joder, con esta mujer las cosas no pueden ser claras y sencillas» —pensó él, mientras miraba de reojo sus alrededores en busca de su superior en rango, y mientras tanteaba mentalmente lo que había dicho Juro.
—Digo, creo que lo de los lugares que ha dicho Juro están bien, aunque quizás sean demasiado obvios, quizás sean lugares menos conocidos pero igual de importantes.
—No se hombre, el sueño junto con el dolor y el frió me tienen medio paranoico.
—En todo caso la decisión será del líder de grupo, pero debe ser rápido. Me imagino que nos quiere en movimiento para antes de que el sol se asome —aseguro, mientras miraba el horizonte marítimo que se hacía cada vez más claro.
Luego de exponer su medianamente extraño razonamiento, procedió a frotarse las manos para tomar calor, mientras esperaba que Nabi tomara una decisión.