8/08/2017, 17:07
—Amedama Daruu —respondió él, con aflicción. Y mientras el rostro de Daigo se torcía lúgubre y desesperanzado, el de Kaido tomaba vida, y aquella sonrisa socarrona se hacía cada vez más amplia y evidente, hasta que soltó una carcajada—. Quizá lo conozcas.
—¡Claro que le conozco, sí sí! Daruu-kun, un tipo al que hay que tenerle cuidado. Aunque mi sugerencia ya no podrá servirte de mucho, ¿eh? —contestó, evidenciando que nada cambiaría la derrota sufrida por parte de Daigo. Éste, sin embargo, se animó a inquirir sobre cómo Kaido conocía sobre Yota, y si sabía como le había ido en el torneo—. ah, tu compañero Yota y yo nos conocimos hace un buen tiempo durante un viaje a las costas del remolino. Es un buen tipo, pero algo cobarde...
Y hablando de cobardes, por allá a su diestra —Kaido tuvo que hacer el esfuerzo de levantarse, no es que estuviera muy cómodo acostado en los duros tablones de madera— Keisuke hizo acto de aparición. A Keisuke lo conocía desde hace muy poco, habiendo compartido con él el trayecto desde Arashi no Kuni hasta los Dojos. Lo cierto es que desde su llegada, poco le había visto la cara, y no sabía tampoco si habría salido o no victorioso de su participación en el torneo.
Pero por el rostro de aflicción, además de los vendajes y ese ligero cojear con el que ralentizaba su paso, era evidente que no le hubo ido demasiado bien.
—Mierda, Keisuke. ¿También te patearon el culo? ¿sí te puedes sentar?
—¡Claro que le conozco, sí sí! Daruu-kun, un tipo al que hay que tenerle cuidado. Aunque mi sugerencia ya no podrá servirte de mucho, ¿eh? —contestó, evidenciando que nada cambiaría la derrota sufrida por parte de Daigo. Éste, sin embargo, se animó a inquirir sobre cómo Kaido conocía sobre Yota, y si sabía como le había ido en el torneo—. ah, tu compañero Yota y yo nos conocimos hace un buen tiempo durante un viaje a las costas del remolino. Es un buen tipo, pero algo cobarde...
Y hablando de cobardes, por allá a su diestra —Kaido tuvo que hacer el esfuerzo de levantarse, no es que estuviera muy cómodo acostado en los duros tablones de madera— Keisuke hizo acto de aparición. A Keisuke lo conocía desde hace muy poco, habiendo compartido con él el trayecto desde Arashi no Kuni hasta los Dojos. Lo cierto es que desde su llegada, poco le había visto la cara, y no sabía tampoco si habría salido o no victorioso de su participación en el torneo.
Pero por el rostro de aflicción, además de los vendajes y ese ligero cojear con el que ralentizaba su paso, era evidente que no le hubo ido demasiado bien.
—Mierda, Keisuke. ¿También te patearon el culo? ¿sí te puedes sentar?