9/08/2017, 04:18
Juro permaneció tan callado como una tabla de madera, o un trozo de mármol. Se limitó a ver y escuchar, cual espectador que disfrutaba de un circo. La chica no reparó en alegar que no podía tener nada que fuese de su utilidad, abatiendo al vendedor con contundencia. Pero, siempre hay un pero, éste no parecía dispuesto a retroceder. El hombre encajó el golpe, y alzo la barbilla, dispuesto a recibir alguno mas si es que venía. El hombre no dudó de sus mercancías, y solicitó a la chica que mirase.
El hombre volvió hacia su carro, y comenzó a revolver el baratillo que tenía dentro formado. Lanzó un bocadillo a un lado, unos tarros extraños hacia otro, piedras y pelucas hacia el fondo. Tardó unos segundos, pero al fin encontró lo que buscaba. Con un tarro con una etiqueta mas que singular, el hombre giró y confrontó de nuevo a su adversaria. Estiró las manos, mostrando el tarro, y reveló que esa crema era mas que popular entre las chicas. Se trataba de una crema anti arrugas, que recomendaba a causa de haber entendido mal lo que hablaba la pelirroja con Juro.
La chica alzó una ceja, en una mueca que reflejaba con infinita calidad cuán extrañada estaba ante el gesto del hombre. Volvió la mirada hacia Juro, y de nuevo hacia el hombre. Tomó aire, alzó su indice hacia el cielo —dispuesta a mandar a tomar por culos a los mismos dioses— pero tras un segundo, tuvo que torcer el gesto, e incluso la mirada.
—Por todos los demonios... jajajaja... —estalló en una carcajada.
La chica intentó controlar la risa, pero la verdad es que casi le era imposible. Rió por unos segundos, hasta las lágrimas le brotaban de los ojos. El maldito hombre, se había entrometido, y había tergiversado las cosas hasta un punto que había hecho que resultase ridícula su ofrenda.
—Yo... yo.... —intentó de sentenciar, recomponiendo la compostura. —¿para qué querría esa crema? No envejezco, ni tampoco enfermo... soy inmortal.
»Jamás sabré lo que es tener una maldita arruga... para bien o para mal.
El hombre volvió hacia su carro, y comenzó a revolver el baratillo que tenía dentro formado. Lanzó un bocadillo a un lado, unos tarros extraños hacia otro, piedras y pelucas hacia el fondo. Tardó unos segundos, pero al fin encontró lo que buscaba. Con un tarro con una etiqueta mas que singular, el hombre giró y confrontó de nuevo a su adversaria. Estiró las manos, mostrando el tarro, y reveló que esa crema era mas que popular entre las chicas. Se trataba de una crema anti arrugas, que recomendaba a causa de haber entendido mal lo que hablaba la pelirroja con Juro.
La chica alzó una ceja, en una mueca que reflejaba con infinita calidad cuán extrañada estaba ante el gesto del hombre. Volvió la mirada hacia Juro, y de nuevo hacia el hombre. Tomó aire, alzó su indice hacia el cielo —dispuesta a mandar a tomar por culos a los mismos dioses— pero tras un segundo, tuvo que torcer el gesto, e incluso la mirada.
—Por todos los demonios... jajajaja... —estalló en una carcajada.
La chica intentó controlar la risa, pero la verdad es que casi le era imposible. Rió por unos segundos, hasta las lágrimas le brotaban de los ojos. El maldito hombre, se había entrometido, y había tergiversado las cosas hasta un punto que había hecho que resultase ridícula su ofrenda.
—Yo... yo.... —intentó de sentenciar, recomponiendo la compostura. —¿para qué querría esa crema? No envejezco, ni tampoco enfermo... soy inmortal.
»Jamás sabré lo que es tener una maldita arruga... para bien o para mal.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)