12/08/2017, 00:20
La llegada al restaurante seguramente terminó por ser peor que el paso por la calle donde prácticamente nadie las había molestado, probablemente las habrían mirado y dicho algo por lo bajo pero nada de lo que aquellas dos se tuvieran que enterar. Hasta que entraron al lugar y todo el mundo se les acercó, algunos más formalmente que otros y los demás simplemente dejaron ver que no todo adinerado es en realidad educado.
¿La verdad? Koko no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, ni siquiera en partes como allí que si bien baboseaban con la pelirroja, también lo hacían con ella y no le resultaba tan agradable como a la mayor, o puede que la de esta última fuese más costumbre que agrado pero la rubia definitivamente no querría acostumbrarse a algo así.
Fue entonces cuando, si bien ella quería sacarse de encima a todo ese mar de gente, los empleados le ganaron de mano y probablemente lo hicieron de una forma más efectiva de lo que ella pudiera haberlo hecho, así fue como consiguieron un lugar en el restaurante sin nadie que las molestase innecesariamente.
—Bueno… No tengo muchas cosas interesantes para contar, siendo sincera —confesó ya bien sentada frente a la modelo—. Hasta hace no mucho me dedicaba a limpiar dentro de la mansión de un clan adinerado aquí en la aldea, pero era aburrido y preferí conseguirme otro trabajo —prosiguió en su relato restándole mayor importancia a todo lo que contaba.
No hacía falta que contase que había sido exiliada de su clan justamente por querer ser kunoichi en contra de la voluntad de su padre, ¿verdad? No, definitivamente no importaba, ella es una Kageyama, no una Sakamoto.
—Solo quiero divertirme en realidad, sé que más de una vez no la pasaré bien trabajando, pero será mucho más entretenido que estar limpiando día y noche la misma habitación hasta el día que me muera, ¿no? —Tal vez esté equivocada, pero así veía ella las cosas.
¿La verdad? Koko no estaba acostumbrada a ser el centro de atención, ni siquiera en partes como allí que si bien baboseaban con la pelirroja, también lo hacían con ella y no le resultaba tan agradable como a la mayor, o puede que la de esta última fuese más costumbre que agrado pero la rubia definitivamente no querría acostumbrarse a algo así.
Fue entonces cuando, si bien ella quería sacarse de encima a todo ese mar de gente, los empleados le ganaron de mano y probablemente lo hicieron de una forma más efectiva de lo que ella pudiera haberlo hecho, así fue como consiguieron un lugar en el restaurante sin nadie que las molestase innecesariamente.
—Bueno… No tengo muchas cosas interesantes para contar, siendo sincera —confesó ya bien sentada frente a la modelo—. Hasta hace no mucho me dedicaba a limpiar dentro de la mansión de un clan adinerado aquí en la aldea, pero era aburrido y preferí conseguirme otro trabajo —prosiguió en su relato restándole mayor importancia a todo lo que contaba.
No hacía falta que contase que había sido exiliada de su clan justamente por querer ser kunoichi en contra de la voluntad de su padre, ¿verdad? No, definitivamente no importaba, ella es una Kageyama, no una Sakamoto.
—Solo quiero divertirme en realidad, sé que más de una vez no la pasaré bien trabajando, pero será mucho más entretenido que estar limpiando día y noche la misma habitación hasta el día que me muera, ¿no? —Tal vez esté equivocada, pero así veía ella las cosas.