9/07/2015, 22:01
La chica sintió como la wakizashi se escapaba de sus manos por culpa de la fuerza del impacto de la espada de aquel gigante. El arma salió disparada hasta clavarse en la pared de la casa, la chica trató de sobreponerse pero el enemigo anduvo más rápido y le asestó un fuerte puñetazo en el rostro lanzándola hacia atrás.
Tomoe cayó de espaldas, rebotando, para finalmente terminar cayendo de boca contra el suelo. La boca se inundó de un cálido sabor metálico, típico del sangre que comenzaba a brotar en un fino hilo por la comisura de sus labios.
"Mierda..." la pelinegra apoyo ambas manos sobre el suelo para despergar el rostro de aquella dura superficie, aquel gesto provocó que la sangre se deslizará desde su rostro hasta el suelo mientras ella se elvaba.
Mientras tanto, el pelirrojo se había interpuesto entre ella y el gigante, comenzando a combatir para tratar de cubrir a la herida. Sin embargo, esto, lejos de alegrarla la hizo enfurecer. Con fuerzas renovadas por la ira, la Uchiha, recuperó la verticalidad
—¡Apartate!— rugió la chica mientras abría sus ojos, dejando sus rojas pupilas clavarse en su oponente —¡Es mío!— se limipió la sangre con el puño derecho, antes de volver a prepararse para el combate. Sacó dos shurikens desde su portaobjetos, uno para cada mano y se preparó para lanzarse al ataque
Tomoe cayó de espaldas, rebotando, para finalmente terminar cayendo de boca contra el suelo. La boca se inundó de un cálido sabor metálico, típico del sangre que comenzaba a brotar en un fino hilo por la comisura de sus labios.
"Mierda..." la pelinegra apoyo ambas manos sobre el suelo para despergar el rostro de aquella dura superficie, aquel gesto provocó que la sangre se deslizará desde su rostro hasta el suelo mientras ella se elvaba.
Mientras tanto, el pelirrojo se había interpuesto entre ella y el gigante, comenzando a combatir para tratar de cubrir a la herida. Sin embargo, esto, lejos de alegrarla la hizo enfurecer. Con fuerzas renovadas por la ira, la Uchiha, recuperó la verticalidad
—¡Apartate!— rugió la chica mientras abría sus ojos, dejando sus rojas pupilas clavarse en su oponente —¡Es mío!— se limipió la sangre con el puño derecho, antes de volver a prepararse para el combate. Sacó dos shurikens desde su portaobjetos, uno para cada mano y se preparó para lanzarse al ataque