12/08/2017, 22:24
—Entonces, ¿usted también? ¿fue parte de la servidumbre en algún momento? —preguntó Koko, con la curiosidad por delante. Saritama Yuriko sonrió plácidamente, por lo bien acertada que había sido Koko respecto a su ambiguo comentario anterior. Entonces reinó el silencio por dos largos segundos, tiempo en el que la dubitativa invadió a la modelo, que frunció las cejas y analizó introspectivamente las intenciones de su interlocutora.
—He sido parte de tanto, querida, que me sería difícil enumerarlo. La servidumbre habrá sido una de las tantas tareas de las que no estoy particularmente orgullosa, pero que hoy en día no significa nada para mí y para quien soy. Pienso que lo sufrimientos y aberraciones vividas del pasado no son más que pequeños impulsos que al final me han traído hasta aquí, hacia el ahora, un ahora en el que se me venera como una de las más grandes figuras de la elegancia. Soy un símbolo. Tú, quizás, puedas convertirte en uno algún día.
Tomó de su vino y soltó un suspiro de lo más anecdótico.
—¿Quieres eso para ti?
—He sido parte de tanto, querida, que me sería difícil enumerarlo. La servidumbre habrá sido una de las tantas tareas de las que no estoy particularmente orgullosa, pero que hoy en día no significa nada para mí y para quien soy. Pienso que lo sufrimientos y aberraciones vividas del pasado no son más que pequeños impulsos que al final me han traído hasta aquí, hacia el ahora, un ahora en el que se me venera como una de las más grandes figuras de la elegancia. Soy un símbolo. Tú, quizás, puedas convertirte en uno algún día.
Tomó de su vino y soltó un suspiro de lo más anecdótico.
—¿Quieres eso para ti?