13/08/2017, 15:55
Al inicio no pasó nada. Yota tomó el billete y se quedó quieto un instante, tranquilizando la preocupación de Taeko. Al momento siguiente, una sombra surgió de entre los arbustos, tomando al chico como prisionero y amenazándolo de muerte si no le daba su dinero.
”¡Yota-san!” lo llamó mentalmente la chica, alarmada. No podía quedarse sin hacer nada. Se puso de pie de un salto, o al menos eso intentó. Al hacer el movimiento de estar sentada a estar en cuclillas, cayó de rodillas en su lugar. Sus piernas seguían cansadas por la travesía que habían hecho durante el día. ”¡No! ¡Vamos, piernecitas!”. Llevó su diestra a su portaobjetos, sacando velozmente un kunai, mientras que se auxiliaba de la mano izquierda para levantarse.
Pero cuando alzó la vista, la persona que atacaba a Yota ya no estaba. Se había desvanecido en una nubecilla de humo. Le recordó algo en su entrenamiento con Izumi.
”Un… ¿un clon?”. Miró a Yubiwa, quien ahora se desternillaba de risa. ”Fue… ¿una broma?”
Iluminado por la fogata, Yota parecía muy avergonzado. A Taeko se le hacía un muy mal juego por parte de su líder, más durante una misión rango S. La joven guardó el kunai y se sentó de nuevo, aunque no podía dejar de pensar en algo.
”¿Fue él? ¿En qué momento hizo un clon y colocó el billete? Siempre estuvo enfrente de nosotros… ¿Cómo…?”
Le dedicó una ligera sonrisa de empatía al rubio cuando éste se sentó a su lado, y le dio una palmadita en el hombro. No le había causado gracia. La mirada de Taeko se desvió hacia Yubiwa con aires de preocupación. Sintió un dolorcillo en el vientre y se dio cuenta de que tenía hambre. Imitó al peliazul, buscando un palito para ensartar uno de los bollos y ponerlo al fuego. Lo retiró apenas se hubo tostado levemente.
Yota hizo un comentario acerca de si los bollos eran otra trampa y estaban envenenados. Taeko sonrió ante lo dicho, aunque le hiciera dudar. Comenzó a soplar su bollo para entibiarlo un poco, aunque en realidad lo que quería era esperar a que Yubiwa le diera un bocado al suyo.
”Sólo por… precaución.”
No es que no tuviera sentido del humor, solamente se le hacía incorrecto que un superior actuara así en un momento así. Después de que viese a Yubiwa comer de su bollo, la peliplateada haría lo mismo con el propio.
”¡Yota-san!” lo llamó mentalmente la chica, alarmada. No podía quedarse sin hacer nada. Se puso de pie de un salto, o al menos eso intentó. Al hacer el movimiento de estar sentada a estar en cuclillas, cayó de rodillas en su lugar. Sus piernas seguían cansadas por la travesía que habían hecho durante el día. ”¡No! ¡Vamos, piernecitas!”. Llevó su diestra a su portaobjetos, sacando velozmente un kunai, mientras que se auxiliaba de la mano izquierda para levantarse.
Pero cuando alzó la vista, la persona que atacaba a Yota ya no estaba. Se había desvanecido en una nubecilla de humo. Le recordó algo en su entrenamiento con Izumi.
”Un… ¿un clon?”. Miró a Yubiwa, quien ahora se desternillaba de risa. ”Fue… ¿una broma?”
Iluminado por la fogata, Yota parecía muy avergonzado. A Taeko se le hacía un muy mal juego por parte de su líder, más durante una misión rango S. La joven guardó el kunai y se sentó de nuevo, aunque no podía dejar de pensar en algo.
”¿Fue él? ¿En qué momento hizo un clon y colocó el billete? Siempre estuvo enfrente de nosotros… ¿Cómo…?”
Le dedicó una ligera sonrisa de empatía al rubio cuando éste se sentó a su lado, y le dio una palmadita en el hombro. No le había causado gracia. La mirada de Taeko se desvió hacia Yubiwa con aires de preocupación. Sintió un dolorcillo en el vientre y se dio cuenta de que tenía hambre. Imitó al peliazul, buscando un palito para ensartar uno de los bollos y ponerlo al fuego. Lo retiró apenas se hubo tostado levemente.
Yota hizo un comentario acerca de si los bollos eran otra trampa y estaban envenenados. Taeko sonrió ante lo dicho, aunque le hiciera dudar. Comenzó a soplar su bollo para entibiarlo un poco, aunque en realidad lo que quería era esperar a que Yubiwa le diera un bocado al suyo.
”Sólo por… precaución.”
No es que no tuviera sentido del humor, solamente se le hacía incorrecto que un superior actuara así en un momento así. Después de que viese a Yubiwa comer de su bollo, la peliplateada haría lo mismo con el propio.