13/08/2017, 20:31
Kaido avanzó como un fiero feriante hasta la siguiente tabla con ayuda de las cuerdas, haciendo gala de un gran esfuerzo. Cuando llegó al próximo apoyo, probó a poner los pies. La tabla crujió peligrosamente, pero afortunadamente le concedió un pequeño descanso que no dudó en aprovechar.
La criatura abandonó la gigantesca estancia donde se hallaba aquél horno y se perdió por el túnel del fondo. Entonces Daruu echó una mirada rápida a un lado, luego al otro, y finalmente decidió que no pasaría nada por tratar de escap...
—Y TÚ ESTAR QUIETO, E'
BUM.
El túnel había sido taponado con una gigantesca roca.
«Ay, señor...»
Se acercó al horno de piedra y apoyó las manos en él. Toda aquella situación estaba siendo muy surrealista.
«Pero es un buen horno. De piedra. Natural. Imagina qué pizza va a salir de aquí...»
Esperaba no tener que salir de la cordillera siendo él mismo una pizza.
Pero lo que cedió esta vez no fue la tabla, sino los postes que estaban enganchados por donde había venido. El puente se sacudió, violento, y Kaido tuvo que aferrarse a las cuerdas con todas sus fuerzas para no caerse cuando se precipitó de un lado. Ahora, como un péndulo con un tope hacia el final, el tiburón se dirigía hacia las rocas de la pared de enfrente a toda velocidad. Si no hacía algo para salvar su vida...
· · ·
La criatura abandonó la gigantesca estancia donde se hallaba aquél horno y se perdió por el túnel del fondo. Entonces Daruu echó una mirada rápida a un lado, luego al otro, y finalmente decidió que no pasaría nada por tratar de escap...
—Y TÚ ESTAR QUIETO, E'
BUM.
El túnel había sido taponado con una gigantesca roca.
«Ay, señor...»
Se acercó al horno de piedra y apoyó las manos en él. Toda aquella situación estaba siendo muy surrealista.
«Pero es un buen horno. De piedra. Natural. Imagina qué pizza va a salir de aquí...»
Esperaba no tener que salir de la cordillera siendo él mismo una pizza.
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Pero lo que cedió esta vez no fue la tabla, sino los postes que estaban enganchados por donde había venido. El puente se sacudió, violento, y Kaido tuvo que aferrarse a las cuerdas con todas sus fuerzas para no caerse cuando se precipitó de un lado. Ahora, como un péndulo con un tope hacia el final, el tiburón se dirigía hacia las rocas de la pared de enfrente a toda velocidad. Si no hacía algo para salvar su vida...