15/08/2017, 00:49
Tras el mostrador de secretaría encontraría sentado a un anciano que medía casi el doble que él y su cuerpo parecía cien veces más duro que la pared, vestido únicamente con el chaleco de Chunin de su villa y unos pantalones cortos verde oscuro. Su edad podía adivinarse por la enorme barba blanca que le llegaba hasta la mitad del pecho y la parte superior de su cabeza donde empezaban a atisbarse la calvicie que poco a poco deboraría la melena que le colgaba por la espalda.
— Buenos días. Soy Eikyu Juro, genin de la aldea Vengo a solicitar una misión.
— Buenos días, Juro-san. Ahora mismo te doy una misión de rango D.
Cualquier movimiento de aquel armatoste de viejete podía acabar con una pared rota o una silla aplastada, y ambos lo sabían. Por lo que sus movimientos eran lentos y perfectamente calculados, abrió un cajón y sacó un pergamino que plantó en el mostrador justo ante Juro.
— Suerte en tu primera misión, Juro-san.
— Buenos días. Soy Eikyu Juro, genin de la aldea Vengo a solicitar una misión.
— Buenos días, Juro-san. Ahora mismo te doy una misión de rango D.
Cualquier movimiento de aquel armatoste de viejete podía acabar con una pared rota o una silla aplastada, y ambos lo sabían. Por lo que sus movimientos eran lentos y perfectamente calculados, abrió un cajón y sacó un pergamino que plantó en el mostrador justo ante Juro.
— Suerte en tu primera misión, Juro-san.