16/08/2017, 16:06
Cuando por fin se vieron dispuestos a comenzar, Eri fue la que llamó haciendo sonar la campana, cuyo sonido hizo que todas las aves del lugar comenzaran a graznar, lo que hizo a Eri ponerse incluso más nerviosa —si cabía—, ¿qué narices tenía esa mansión de carísimo mármol y estravagantes aves que hacía que su vello se erizase tanto?
Sin embargo pronto abandonó esos pensamientos pues una mujer hermosa, ataviada de las mejores —y posiblemente más caras— prendas de seguramente todo Uzushiogakure salió para recibirlos. La joven no pudo evitar abrir un poco los ojos más de lo normal, claramente en shock ya que... Bueno, que se imaginaba a la mujer un poco peor cuidada, y la que estaba ahí era... No tenía palabras para describir tanta belleza encarnada en una persona.
—¡Oh, ya era hora! ¡Creía que no llegaríais nunca! Vamos, acompañadme.
— Buenos días, Kanari-sama, Furukawa Eri y Senju Nabi a su completo servicio —se presentó la joven haciendo una pequeña reverencia, luego pasó la verja cuando ella invitó a los genin pasar con ella.
Eri dejaba viajar su vista por todos los lugares de aquel lugar mientras caminaban por el camino que había desde la verja hasta la entrada de la mansión, sintiendo que demasiados ojos estaban posándose sobre ella para su gusto. Tragó saliva, claramente inquieta por aquello, así que decidió dejar su vista quieta en el perfecto peinado de la mujer hasta que por fin llegaron a los grandes portones de madera de la mansión.
Justo cuando los pavos reales dejaron de mirar a los recién llegados.
Cuando pasaron aquellas puertas la boca de Eri se abrió de la sorpresa. ¡Ni en toda su vida sería capaz de comprar una casa así! Vamos, ni en esa ni en cuatro más. No podía dejar de contemplar el lugar, ¡todo brillaba!
—Esperad aquí un momento. Y no toquéis nada.
— ¡C-Claro! — Fue lo que dijo la de cabellos púrpura, poniéndose rígida por si acaso tropezaba o algo y rompía alguna cara vasija o... Estropeaba algún brillante suelo. Kanari por su parte subió las escaleras rápidamente, y tras un corto periodo de tiempo volvió a bajar con algo entre sus ensortijadas manos.
—Necesito que vayáis a la oficina de mensajería y recojáis esto por mí. ¡Es muy importante para mí así que ni se os ocurra perderlo! ¿De acuerdo? ¿Alguna duda?
La joven asintió tomando el papel donde figuraba el nombre de la mujer y el número.
— Vamos enseguida, no se preocupe.
Con otra leve reverencia guardó el papel en su portaobjetos y comenzó a retirarse del lugar dispuesta a ir a la oficina de mensajería lo más rápido posible y recoger lo que sea que buscaba la señora Kanari.
Sin embargo pronto abandonó esos pensamientos pues una mujer hermosa, ataviada de las mejores —y posiblemente más caras— prendas de seguramente todo Uzushiogakure salió para recibirlos. La joven no pudo evitar abrir un poco los ojos más de lo normal, claramente en shock ya que... Bueno, que se imaginaba a la mujer un poco peor cuidada, y la que estaba ahí era... No tenía palabras para describir tanta belleza encarnada en una persona.
—¡Oh, ya era hora! ¡Creía que no llegaríais nunca! Vamos, acompañadme.
— Buenos días, Kanari-sama, Furukawa Eri y Senju Nabi a su completo servicio —se presentó la joven haciendo una pequeña reverencia, luego pasó la verja cuando ella invitó a los genin pasar con ella.
Eri dejaba viajar su vista por todos los lugares de aquel lugar mientras caminaban por el camino que había desde la verja hasta la entrada de la mansión, sintiendo que demasiados ojos estaban posándose sobre ella para su gusto. Tragó saliva, claramente inquieta por aquello, así que decidió dejar su vista quieta en el perfecto peinado de la mujer hasta que por fin llegaron a los grandes portones de madera de la mansión.
Justo cuando los pavos reales dejaron de mirar a los recién llegados.
Cuando pasaron aquellas puertas la boca de Eri se abrió de la sorpresa. ¡Ni en toda su vida sería capaz de comprar una casa así! Vamos, ni en esa ni en cuatro más. No podía dejar de contemplar el lugar, ¡todo brillaba!
—Esperad aquí un momento. Y no toquéis nada.
— ¡C-Claro! — Fue lo que dijo la de cabellos púrpura, poniéndose rígida por si acaso tropezaba o algo y rompía alguna cara vasija o... Estropeaba algún brillante suelo. Kanari por su parte subió las escaleras rápidamente, y tras un corto periodo de tiempo volvió a bajar con algo entre sus ensortijadas manos.
—Necesito que vayáis a la oficina de mensajería y recojáis esto por mí. ¡Es muy importante para mí así que ni se os ocurra perderlo! ¿De acuerdo? ¿Alguna duda?
La joven asintió tomando el papel donde figuraba el nombre de la mujer y el número.
— Vamos enseguida, no se preocupe.
Con otra leve reverencia guardó el papel en su portaobjetos y comenzó a retirarse del lugar dispuesta a ir a la oficina de mensajería lo más rápido posible y recoger lo que sea que buscaba la señora Kanari.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)