16/08/2017, 19:09
En efecto, a Yota le llevó poco menos de diez minutos llegar hasta los linderos del acantilado. Una vez ahí tan sólo tendría que buscar hacia el fondo de los bosques aledaños y encontrarse con la única granja permitida en aquellas parcelas de tierra que regularmente se tienen como áreas recreativas y zonas de meditación.
Cuando percibió a lo lejos unas modestas murallas de madera y bambú, que partían desde un espacioso portón por cada laYotdo y se extendía hasta rodear lo que parecía ser una casa muy rural, supo que era ahí a dónde tenía que dirigirse.
Pasado el portón, se encontraba un camino de tierra principal que llevaba justo hasta la entrada de la casa. De dos pisos, con un pequeño estar en el exterior y una silla mecedora en uno de los costados. Un techo amplio para protegerle del sol, y con buen sistema de cañería y riego por los bordes que llevaba el agua de lluvia hasta un frondoso jardín que tenía todo tipo de siembras. Por atrás de el hogar de Tokaro, estaba el conocido corral donde tenía al menos 7 ovejas. De frondoso pelaje blanco que no paraban de balar.
De la chimenea parecía salir algo de humo negro, por lo que daba la sensación de que el viejo Tokaro sí que estaba en casa.
Cuando percibió a lo lejos unas modestas murallas de madera y bambú, que partían desde un espacioso portón por cada laYotdo y se extendía hasta rodear lo que parecía ser una casa muy rural, supo que era ahí a dónde tenía que dirigirse.
Pasado el portón, se encontraba un camino de tierra principal que llevaba justo hasta la entrada de la casa. De dos pisos, con un pequeño estar en el exterior y una silla mecedora en uno de los costados. Un techo amplio para protegerle del sol, y con buen sistema de cañería y riego por los bordes que llevaba el agua de lluvia hasta un frondoso jardín que tenía todo tipo de siembras. Por atrás de el hogar de Tokaro, estaba el conocido corral donde tenía al menos 7 ovejas. De frondoso pelaje blanco que no paraban de balar.
De la chimenea parecía salir algo de humo negro, por lo que daba la sensación de que el viejo Tokaro sí que estaba en casa.