17/08/2017, 09:08
La rubia se había graduado de la academia durante primera flor, actualmente estaban transcurriendo los dias del mes de ceniza y el único avance de la kunoichi había sido tan solo aprenderse un par de técnicas de su clan.
La chica de cabellera dorada se había pasado el tiempo entre estudios y algunas otras cosas mas ociosas, debía empezar a moverse como la kunoichi Amegakurense que era...Más que nada porque su bolsillo resongaba de lo vacío que se encontraba -Mañana a primera hora iré a solicitar una misión porque esto no dá para más- se dijo Reika mientras repasaba un libro de tapas duras y color rojo.
Afuera llovía, al igual que ayer y muchos ayeres más atrás en el tiempo, estaban acostumbrados a aquellos días sin sol y lo cierto es que los habitantes de Amegakure lo preferían así. Si bien no había pasado mucho tiempo desde el medio día las nubes en el cielo se habían oscurecido de tal manera que parecía un anochecer, solo que iluminado por relámpagos que cruzaban el cielo de lado a lado.
La kunoichi estuvo a punto de ir de camino a la cocina a tomar algún bocadillo del refrigerador pero un grito desde el callejón que daba a la ventana de su habitación le provocó un cambio de planes. Ella se asomó por la ventana y el toldo de arriba evitó que se mojara, allí abajo, desde los tres pisos que separaban el suelo del callejón a la ventana de la casa de la familia de Reika vio unos cuantos transeúntes y particularmente a un muchacho que para nada parecía estar pasándolo en grande -¿Qué le habrá pasado? - se preguntó la kunoichi, fue entonces cuando se asomó a la varandilla del balcón -Disculpa ¿Puedo ayudarte en algo? - preguntó la chica, quizá podía ofrecerle algo caliente de beber.
La chica de cabellera dorada se había pasado el tiempo entre estudios y algunas otras cosas mas ociosas, debía empezar a moverse como la kunoichi Amegakurense que era...Más que nada porque su bolsillo resongaba de lo vacío que se encontraba -Mañana a primera hora iré a solicitar una misión porque esto no dá para más- se dijo Reika mientras repasaba un libro de tapas duras y color rojo.
Afuera llovía, al igual que ayer y muchos ayeres más atrás en el tiempo, estaban acostumbrados a aquellos días sin sol y lo cierto es que los habitantes de Amegakure lo preferían así. Si bien no había pasado mucho tiempo desde el medio día las nubes en el cielo se habían oscurecido de tal manera que parecía un anochecer, solo que iluminado por relámpagos que cruzaban el cielo de lado a lado.
La kunoichi estuvo a punto de ir de camino a la cocina a tomar algún bocadillo del refrigerador pero un grito desde el callejón que daba a la ventana de su habitación le provocó un cambio de planes. Ella se asomó por la ventana y el toldo de arriba evitó que se mojara, allí abajo, desde los tres pisos que separaban el suelo del callejón a la ventana de la casa de la familia de Reika vio unos cuantos transeúntes y particularmente a un muchacho que para nada parecía estar pasándolo en grande -¿Qué le habrá pasado? - se preguntó la kunoichi, fue entonces cuando se asomó a la varandilla del balcón -Disculpa ¿Puedo ayudarte en algo? - preguntó la chica, quizá podía ofrecerle algo caliente de beber.
Hablo - Pienso - Telepatía