La mirada del escamado se sintió como sendo puñal clavándose en mi rostro, no tuvo que decirme nada al respecto, entendí el mensaje sin siquiera una palabra.
Y ahí estábamos los tres shinobis siendo rodeados por un puñado de personas que en mi vida había visto, algunos parecían más amenazadores que otro, y lo que más me preocupaba eran las herramientas que usarían como armas, pude ver algunos martillos, navajas, tubos metálicos y otras cosas más, pero la acción no empezó hasta que Kaido empezó a dar la cara por el grupo, o mejor dicho por él mismo.
Mis orbes reflejaron los movimientos del pez, que en mi mente se vieron en cámara lenta, el puñetazo dio directo en la quijada del malhechor y éste no hizo más que retroceder por la fuerza del azulado, no obstante, lejos de querer empezar una batalla de bandos Umikiba salió corriendo a nosotros haciendo una seña con su mano, la vi perfectamente pero cuando me disponía a saltar la baranda del puente sentí un fuerte empujón que me mandó un poco más lejos de lo que habia previsto, efectivamente el tiburón se encargó de sacarme de la zona de peligro, exhibiendo una gran fuerza por cierto.
Mi cuerpo se deslizó por la superficie del lago como sí esta estuviera congelada, tuve que apoyar mi mano y hacer un uso excepcional de mis piernas para no terminar cayendo de lleno al agua, ciertamente mi cuerpo se hundió un poco en el frío líquido, pero nada que la manipulación del chakra no pudiera resolver. —Que buen golpe.— Apremié al escamado con una sonrisa en mi rostro.
—¿Todo en orden?—Lancé una mirada fugaz al peliverde que al parecer se mantuvo bien en el agua.
No tardé en erguirme y separarme un poco más del puente, mi cuerpo había respondido bien ante aquel movimiento tan audaz. —Tú dirás Kaido.— Expresé mientras continuaba viendo al grupo que, aparentemente, se mantenía firme con sus armas.
Y ahí estábamos los tres shinobis siendo rodeados por un puñado de personas que en mi vida había visto, algunos parecían más amenazadores que otro, y lo que más me preocupaba eran las herramientas que usarían como armas, pude ver algunos martillos, navajas, tubos metálicos y otras cosas más, pero la acción no empezó hasta que Kaido empezó a dar la cara por el grupo, o mejor dicho por él mismo.
Mis orbes reflejaron los movimientos del pez, que en mi mente se vieron en cámara lenta, el puñetazo dio directo en la quijada del malhechor y éste no hizo más que retroceder por la fuerza del azulado, no obstante, lejos de querer empezar una batalla de bandos Umikiba salió corriendo a nosotros haciendo una seña con su mano, la vi perfectamente pero cuando me disponía a saltar la baranda del puente sentí un fuerte empujón que me mandó un poco más lejos de lo que habia previsto, efectivamente el tiburón se encargó de sacarme de la zona de peligro, exhibiendo una gran fuerza por cierto.
Mi cuerpo se deslizó por la superficie del lago como sí esta estuviera congelada, tuve que apoyar mi mano y hacer un uso excepcional de mis piernas para no terminar cayendo de lleno al agua, ciertamente mi cuerpo se hundió un poco en el frío líquido, pero nada que la manipulación del chakra no pudiera resolver. —Que buen golpe.— Apremié al escamado con una sonrisa en mi rostro.
—¿Todo en orden?—Lancé una mirada fugaz al peliverde que al parecer se mantuvo bien en el agua.
No tardé en erguirme y separarme un poco más del puente, mi cuerpo había respondido bien ante aquel movimiento tan audaz. —Tú dirás Kaido.— Expresé mientras continuaba viendo al grupo que, aparentemente, se mantenía firme con sus armas.