17/08/2017, 21:15
—¡Qué no está aquí! —espetó Koko sin efecto alguno. Podría ser una chica voluptuosa, de grandes curvas y atractiva, además, pero su presencia pasaba totalmente desapercibida en ese momento. Bien porque frente a ella tendría a un cúmulo de mujeres, y no así hombres; por lo que sus encantos estarían limitados en su totalidad. Necesitaba de una estrategia mucho más eficiente más que la de atizarle a gritos a una horda de fanáticos que buscaban con ansias ver a una de las modelos más famosas de todo Oonindo.
Sin embargo, antes de que la docena de piernas le embistieran, la mano de la dependiente se asomó por encima del mostrador y la dispuso para que Koko no acabase bajo una aplanadora de gente. Si lograba salir de ahí sin inconvenientes, igual seguiría teniendo un problema frente a sus narices.
La gente, los daños que quizás se pudieran causar en el local; y el vestido.
Uno que podría estar en peligro pues alguno que otro abusador intentaba saltarse las barreras que separaban el estar con el depósito, a fin de aprovechar el tumultuoso descontento y quizás, sólo, quizás, llevarse alguna de las piezas.
Sin embargo, antes de que la docena de piernas le embistieran, la mano de la dependiente se asomó por encima del mostrador y la dispuso para que Koko no acabase bajo una aplanadora de gente. Si lograba salir de ahí sin inconvenientes, igual seguiría teniendo un problema frente a sus narices.
La gente, los daños que quizás se pudieran causar en el local; y el vestido.
Uno que podría estar en peligro pues alguno que otro abusador intentaba saltarse las barreras que separaban el estar con el depósito, a fin de aprovechar el tumultuoso descontento y quizás, sólo, quizás, llevarse alguna de las piezas.