18/08/2017, 23:42
— Oye Shiori, ¿estás bien? No pretendía molestarte, palabrita. Encantado de conocerte, y muchas gracias por ofrecerte a ayudarme, de verdad. Y ahora al trabajo, que queda todavía un montón de cosas por hacer.
— Estoy bien, Riko-san. No te preocupes. Soy yo la que debería disculparse, he venido aqui y te he sacado de tu tarea cuando tenemos un tiempo límite y ahora encima te estás disculpando sin motivo alguno. Dejame enseñarte una forma de limpiar algo tosca pero eficaz para este tipo de... suciedad.
Se le atragantó la última palabra al recordar inconscientemente el fuerte tufo que casi la deja KO al abrir la puerta. Si Riko no la detenía, cogería el cubo de agua y tomaría una gran bocanada de aire antes de entrar al baño. Le haría una señal para que él se esperase en la puerta mientras se acercaba a la reserva de productos de limpieza que Riko había usado más bien poco.
Cogió el que más fuerte oliese, con una fragancia citrica poderosa y echaría una cantidad considerable en el agua. Tras lo cual usaría su palo cepillo para menear un poco el agua hasta que empezara a salir espuma. Finalmente, usaría toda su fuerza, que era probablemente varias veces la de nuestro genin protagonista, para coger el cubo y lanzar el agua contra la pared más sucia del lavabo.
El liquido voló y pronto se dispersó al encontrarse con la pared, dividiendose en infinidad de pequeños y poderosos rios que se dirigían a todas partes, incluido hacia atras. Pero todos ellos, como los rios de verdad, acabarían en el mismo sitio. Solo que no era el mar, sino el suelo. La pared, si se miraba de lejos y con percepción baja, hasta podía pasar por limpia.
Lo importante y primordial era que ahora el suelo estaba totalmente empapado de una sustancia liquida que olía a limón que echaba para atrás, lo cual se atenuaba con el olor a perro muerto y orinado que desprendía el lugar por si solo y viceversa.
El problema era... que el suelo estaba totalmente empapado y ese agua quería escapar. Shiori se movió rápidamente para empujar el agua hacia dentro del baño con su cepillo, para que no se escapase por la puerta.
— ¡Admito que esto no lo había pensado, coge un trapo y ves secando el suelo!
Sus brazos no paraban de moverse intentando no convertir la academia en un barco hundido al igual que se hundiría su misión si inundasen la academia.
— Estoy bien, Riko-san. No te preocupes. Soy yo la que debería disculparse, he venido aqui y te he sacado de tu tarea cuando tenemos un tiempo límite y ahora encima te estás disculpando sin motivo alguno. Dejame enseñarte una forma de limpiar algo tosca pero eficaz para este tipo de... suciedad.
Se le atragantó la última palabra al recordar inconscientemente el fuerte tufo que casi la deja KO al abrir la puerta. Si Riko no la detenía, cogería el cubo de agua y tomaría una gran bocanada de aire antes de entrar al baño. Le haría una señal para que él se esperase en la puerta mientras se acercaba a la reserva de productos de limpieza que Riko había usado más bien poco.
Cogió el que más fuerte oliese, con una fragancia citrica poderosa y echaría una cantidad considerable en el agua. Tras lo cual usaría su palo cepillo para menear un poco el agua hasta que empezara a salir espuma. Finalmente, usaría toda su fuerza, que era probablemente varias veces la de nuestro genin protagonista, para coger el cubo y lanzar el agua contra la pared más sucia del lavabo.
El liquido voló y pronto se dispersó al encontrarse con la pared, dividiendose en infinidad de pequeños y poderosos rios que se dirigían a todas partes, incluido hacia atras. Pero todos ellos, como los rios de verdad, acabarían en el mismo sitio. Solo que no era el mar, sino el suelo. La pared, si se miraba de lejos y con percepción baja, hasta podía pasar por limpia.
Lo importante y primordial era que ahora el suelo estaba totalmente empapado de una sustancia liquida que olía a limón que echaba para atrás, lo cual se atenuaba con el olor a perro muerto y orinado que desprendía el lugar por si solo y viceversa.
El problema era... que el suelo estaba totalmente empapado y ese agua quería escapar. Shiori se movió rápidamente para empujar el agua hacia dentro del baño con su cepillo, para que no se escapase por la puerta.
— ¡Admito que esto no lo había pensado, coge un trapo y ves secando el suelo!
Sus brazos no paraban de moverse intentando no convertir la academia en un barco hundido al igual que se hundiría su misión si inundasen la academia.