22/08/2017, 00:31
Para Koko, sin embargo, no fue un problema llegar hasta los linderos del hotel. Recuperaría parte de su chakra en el camino y entraría a la recepción entera, con el vestido en buen estado; y el calzado colgando en una bolsa sobre sus manos. Tampoco le resultó mayor esfuerzo subir las escaleras hasta el segundo piso, ni mucho menos avanzar por el largo pasillo que le llevaría finalmente hasta la puerta de la habitación 202.
Aunque, curiosamente, mientras avanzaba, vio a alguien venir de la dirección contraria. Parecía apurado, cargaba un bolso a por la espalda, y su cabeza estaba cubierta por una media capucha. Iba tan acelerado que no se percató de Koko, y le golpeó el hombro, obligándola a moverse de en medio.
Él volteó ligeramente a verla, y Koko pudo reconocer dos cosas: la primera, una marca en el cuello, y la segunda, un mostacho que quizás ya había visto antes.
El hombre, un tanto anonadado, apuró el paso, e intentó perderse una vez alcanzadas las escaleras.
Aunque, curiosamente, mientras avanzaba, vio a alguien venir de la dirección contraria. Parecía apurado, cargaba un bolso a por la espalda, y su cabeza estaba cubierta por una media capucha. Iba tan acelerado que no se percató de Koko, y le golpeó el hombro, obligándola a moverse de en medio.
Él volteó ligeramente a verla, y Koko pudo reconocer dos cosas: la primera, una marca en el cuello, y la segunda, un mostacho que quizás ya había visto antes.
El hombre, un tanto anonadado, apuró el paso, e intentó perderse una vez alcanzadas las escaleras.