24/08/2017, 00:41
Al contrario de lo que se hubiese imaginado Juro, incluso en sus sueños más aventurados y extraños, al pisar el último escalón de la escalera levantaría la mirada y justo delante suyo podría leer una tienda con el letrero de "Ducha fría" y en la puerta otro letrero de "Abierto".
Casi como si Kami-sama le hubiese señalado y le hubiera bendecido con no perderse veinte veces en la misma misión. Despues de esto iba a tener que besar el suelo durante todo el camino hasta el edificio del Morikage como minimo para demostrarle a Kami-sama como le amaba.
Tras la puerta con el pequeño cartel de "Abierto" había un mostrador de madera maciza que iba desde una punta a la otra del local, con unas cuantas sillas delante para que la gente pudiese esperarse sentada y una alta barra de metal detrás de la que se colgaba la ropa, a un lado la que estaba en proceso de limpiarse y al otro la limpia, claramente diferenciadas con carteles.
Una señora de avanzada edad estaba tras el mostrador, de pie, mirando fijamente a Juro en cuanto entrase, sin decir nada. Y ni siquiera parecía que tuviese los ojos abiertos, pero estaría seguro al cien por cien de que le estaba mirando. Su pelo canoso estaba recogido en un apretado moño que llevaba dos agujas cruzadas además de un coletero para sostenerse. Llevaba un kimono verde con detalles anaranjados como flores y dibujos así de primavera.
Estaba con los brazos a la espalda y ligeramente encorvada hacia delante, justo en el centro del mostrador.
Casi como si Kami-sama le hubiese señalado y le hubiera bendecido con no perderse veinte veces en la misma misión. Despues de esto iba a tener que besar el suelo durante todo el camino hasta el edificio del Morikage como minimo para demostrarle a Kami-sama como le amaba.
Tras la puerta con el pequeño cartel de "Abierto" había un mostrador de madera maciza que iba desde una punta a la otra del local, con unas cuantas sillas delante para que la gente pudiese esperarse sentada y una alta barra de metal detrás de la que se colgaba la ropa, a un lado la que estaba en proceso de limpiarse y al otro la limpia, claramente diferenciadas con carteles.
Una señora de avanzada edad estaba tras el mostrador, de pie, mirando fijamente a Juro en cuanto entrase, sin decir nada. Y ni siquiera parecía que tuviese los ojos abiertos, pero estaría seguro al cien por cien de que le estaba mirando. Su pelo canoso estaba recogido en un apretado moño que llevaba dos agujas cruzadas además de un coletero para sostenerse. Llevaba un kimono verde con detalles anaranjados como flores y dibujos así de primavera.
Estaba con los brazos a la espalda y ligeramente encorvada hacia delante, justo en el centro del mostrador.