Se cierra el telón

[Sasagani Yota]

— Puede decirse así

Por si quedaban algunas dudas su tripa disipó las que pudieran quedar tras aquel rugido desesperado. Al parecer en aquel hospital descuidaban un poco las raciones, o quizás directamente se habían olvidado de Juro al hacer la ronda.

— Si, mi hermana a veces me trae algo, pero es horrible — dijo, con un suspiro teatral —. Creo que...

Le miré muerto de curiosidad, a ver con qué me salía ahora...

— ¡Barbacoa! — exclamó finalmente —. Carne asada, si. En el hospital no hay de eso ni a tiros. Podemos pasar también por algún lugar donde vendan dangos, si quieres.

Joder, el cabrón no era de antojos baratos precisamente. Pero bueno, un día era un día y en cierto modo estaba en deuda después de lo sucedido en la pelea.

— Vale, que sea un asado, pues. Por cierto, ¿Llevas algo de dinero encima? — esta vez necesitaba una respuesta afirmativa o mi capital en el valle iba a descender en picado — Respecto a lo de los dangos, no te preocupes Jurete...

Saque de mi bolsillo un par de palitos con 3 dangos cada uno los cuales estaban envueltos en un plastiquito.

— Hombre precavido vale por dos

Caminamos al paso de Juro mientras intentaba interceptar algún olor de carne asada. No tardé en hacerlo. Además, podíamos ver un cartel de un local especializado. el sitio estaba tan solo a un par de manzanas de la plaza del hospital así que era perfecto. No había que preocuparse si la comida se alargaba un poco, pues volver no nos tomaría más de un par de minutos o 3.

Una vez dentro, uno de los camareros nos sentó en una de las mesas. Tanto al mesa como las sillas eran de madera. Las sillas contaban con unos almohadones que convertían el lugar en algo bastante cómodo. El camarero nos dejó la carta del local indicando que volvería en un rato para tomar la nota.

— Bueno, veamos que se nos ofrece en este sitio — dije mientras examinaba la carta.