26/08/2017, 21:06
— ¿Te has pillado una bastante mayorcita eh?
El peliblanco no pudo evitar reír al unísono que su compañero.
— He salvado a sus hijos... es normal — Dijo Riko en tono orgulloso, no todos los días se conseguía una hazaña como aquella, y no dudaría en contárselo a Akiko en cuanto la viera.
—Es el Dōjutsu de mi clan, tenemos un rango de visión mayor al de las personas comunes.
Riko miró al Hyuga, algo había intuido cuando el otro había hecho un sello y las venas de alrededor de los ojos se marcaron muchísimo, pero aún así no tenía ni idea de dónde provenía ese poder pero tenía claro que, para el trabajo de shinobi, era algo muy útil, por lo que asintió, no quería preguntar más, al fin y al cabo, era algo que no le iba a contar, y menos siendo de diferentes aldeas.
— ¿Crees que sigan vivos?…los sujetos que causaron la explosión en el tejado.
El uzunés recapacitó, quizás uno de los dos hombres no siguiera vivo, pero sin duda, el que había lanzado la bomba sí, sería muy torpe si no fuera capaz de esquivar su propio ataque, y no parecía tan torpe, desde luego.
— Pues no sé por qué me da que nos cruzaremos con esos hombres en algún otro momento, la verdad... — Aceptó el peliblanco. — Mira, ahí está mi casa, ¿cómo se llamaba la mujer a la que andabas buscando?
El peliblanco no pudo evitar reír al unísono que su compañero.
— He salvado a sus hijos... es normal — Dijo Riko en tono orgulloso, no todos los días se conseguía una hazaña como aquella, y no dudaría en contárselo a Akiko en cuanto la viera.
—Es el Dōjutsu de mi clan, tenemos un rango de visión mayor al de las personas comunes.
Riko miró al Hyuga, algo había intuido cuando el otro había hecho un sello y las venas de alrededor de los ojos se marcaron muchísimo, pero aún así no tenía ni idea de dónde provenía ese poder pero tenía claro que, para el trabajo de shinobi, era algo muy útil, por lo que asintió, no quería preguntar más, al fin y al cabo, era algo que no le iba a contar, y menos siendo de diferentes aldeas.
— ¿Crees que sigan vivos?…los sujetos que causaron la explosión en el tejado.
El uzunés recapacitó, quizás uno de los dos hombres no siguiera vivo, pero sin duda, el que había lanzado la bomba sí, sería muy torpe si no fuera capaz de esquivar su propio ataque, y no parecía tan torpe, desde luego.
— Pues no sé por qué me da que nos cruzaremos con esos hombres en algún otro momento, la verdad... — Aceptó el peliblanco. — Mira, ahí está mi casa, ¿cómo se llamaba la mujer a la que andabas buscando?
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»