28/08/2017, 22:21
La pelirroja que había en el campo de batalla ofrecía el frente al seudónimo afligido de pescado, el cuál había recibido con mesura el ataque de aviso. La sonrisa en su rostro no hizo mas que aflorar al darse cuenta de ello, a sabiendas de que tan solo había sido una toma de contacto. Sin embargo, su guardia no había bajado en absoluto, estaba con el ojo hincado en su oponente, indispuesta a dejar escapar cualquier atisbo de movimiento.
«Se ha puesto a la defensiva... mantiene las distancias.»
Su oponente, había retomado las distancias, manteniendo unos 5 metros hasta su posición, y lo había hecho de manera diagonal, buscando mantener el frente para con su muro de papeles. Por suerte o desgracia, el torrente de papeles estaba separada de ella por otros seis metros, entre ambos había un triangulo cuadrilátero casi perfecto. Dichosas sean las figuras geométricas, y sus malditos estudios.
La chica dejó caer un suspiro, y tomó aire con parsimonia. —¿Crees que puedes ganar el combate? Estás a tiempo de ahorrarte una visita al hospital... —le sedujo la chica con tal de ahorrarle dolor, eso si, sin doblegar su sonrisa.
La chica metió la mano en el portaobjetos, y de éste sacó un shuriken. Con su diestra, lo sostuvo por una de sus puntas, haciendo equilibrio sobre su dedo índice, mirando éste hacia arriba.
—Sabes que no puedes ganar. —insistió, como si por insistir éste fuese a ceder.
«Se ha puesto a la defensiva... mantiene las distancias.»
Su oponente, había retomado las distancias, manteniendo unos 5 metros hasta su posición, y lo había hecho de manera diagonal, buscando mantener el frente para con su muro de papeles. Por suerte o desgracia, el torrente de papeles estaba separada de ella por otros seis metros, entre ambos había un triangulo cuadrilátero casi perfecto. Dichosas sean las figuras geométricas, y sus malditos estudios.
La chica dejó caer un suspiro, y tomó aire con parsimonia. —¿Crees que puedes ganar el combate? Estás a tiempo de ahorrarte una visita al hospital... —le sedujo la chica con tal de ahorrarle dolor, eso si, sin doblegar su sonrisa.
La chica metió la mano en el portaobjetos, y de éste sacó un shuriken. Con su diestra, lo sostuvo por una de sus puntas, haciendo equilibrio sobre su dedo índice, mirando éste hacia arriba.
—Sabes que no puedes ganar. —insistió, como si por insistir éste fuese a ceder.
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)