29/08/2017, 19:07
(Última modificación: 29/08/2017, 19:19 por Sasagani Yota.)
—No podemos hacer eso, Yota-kun. Tenemos un deber que cumplir —dijo—. Las órdenes de Morikage-sama han sido totalmente estrictas: debemos continuar con la misión. Ya viste que le pregunté si necesitaban ayuda.
»Los amejin ya se han ido de la aldea. De lo contrario, ahora mismo estarían muertos, de eso no hay ninguna duda. Kenzou-sama es implacable con quienes traicionan su confianza. No tenemos nada de lo que preocuparnos. Y aunque todavía estuviesen allí, Kusagakure dispone de muchos ninjas tan habilidosos como yo y tan habilidosos como vosotros dos. Podrían frenar cualquier ofensiva, ¿de acuerdo?
El veterano shinobi trataba de apelar a la cordura así como calmar a los jóvenes entusiastas que tenía en frente, en especial a mí que de pronto pareció invadirme el valor y el sentido del patriotismo, dejando de lado nuestro verdadero destino por lo que acabábamos de saber que había ocurrido en Kusagakure. No fui capaz de llevarle la contraria. Calle y agaché la cabeza en busca de mi mochila.
«¿Y ahora qué, Daruu? La próxima vez ya nada será igual...»
Taeko escribió una de sus notas al jonnin.
—Bueno, por lo que me ha contado, que no ha sido mucho, Yui envenenó a Gouna por la noche, mientras dormía. Uzukage-sama debió bajar la guardia en algún momento. Los kage son ninjas muy habilidosos, Taeko-chan. Y es muy probable que tuvieran planeado esto desde que les convocaron a Kusagakure. Pero ahora no debemos preocuparnos de esta terrible traición. Debemos continuar.
Sí, un malvado plan pero, ¿Por qué? ¿Acaso había pasado algo entre Amegakure y Uzushiogakure? No había tiempo para ir pensando, teníamos una misión que cumplir y Yubiwa ya nos estaba apresurando. De hecho, su contacto nos seguía esperando en el rio para cruzar al otro lado de la barrera que conformaba el elemento líquido y poder llegar al árbol sagrado.
Llegamos al punto de reunión y vimos dos botes de tamaño más bien reducido junto a un hombre que no destacaba en altura precisamente, iba encapuchado y entonces empezó a hablar con Yubiwa. Parecía que se conocían de hacia bastante tiempo. Pero lo que me puso en alarma o más bien, me mataba por curiosidad, era esa extraña familiaridad. sus orbes, dorados y brillantes como dos pepitas de oro nos examinaban a mi y a Taeko. No me gustaba ese tipo, pero si era de la confianza de Yubiwa también debía serlo de la mía, supongo.
«¿De qué narices me suenas?»
»Tú irás con Taeko-chan. Yota-kun... se viene conmigo.
— ¿Eh? ¿Yo contigo? C..claro
No estaba ni por asomo convencido de lo que estaba por venir. Por primera vez me separaría de Yubiwa y Taeko para viajar con ese desconocido que había despertado al curiosidad en mis entrañas. ¿Qué era eso? ¿Miedo? ¡Un ninja no debía tener miedo!
Subimos al bote y tomé mi remo dispuesto a usar todas mis fuerzas para mover la embarcación lo más rápido posible.
Una punzada. Solo fue una. Pero joder, parecía que me habían dado una patada en los huevos con unos makibishi y los tuviera metidos dentro del cerebro. El remo rebotó entre la superficie del bote.
—Yota-kun, hay algo que debes saber. Es importante —dijo el hombre que hasta ahora no había mediado palabra—. Bajo la influencia del Hilo del Mundo, sucederán cosas raras. Te sucederán cosas raras. Pero no debes preocuparte.
— ¿Como sabes lo d...
—Ha pasado mucho tiempo, Yota-kun.
Eran como fragmentos recogidos de forma aleatoria. Y empezaba a pensar que aquel día no había despertado, que todo era una pesadilla desagradable pero no... La punzada de antes fue tan real... De pronto perdí el mundo de vista con la mirada clavada en los ojos dorados del tipo los cuales brillaban bajo su capucha.
Un basto desierto se apareció ante mis ojos, con dunas irregulares y alguna que otra palmera desperdigada.
PUM PUM
Arena fina y caliente colándose entre mis dedos.
PUM PUM
Una aldea perdida en mitad de la nada que me resultaba jodidamente familiar pese a no haberla visto en mi vida.
PUM PUM
Un chidori formado en mi mano y mi propia voz que nos abía de donde venía soltando un "¡LO LOGRÉ!"
PUM PUM
Era tarde. El corazón ya se había acelerado lo suficiente como para desbocarse. No faltaba el aliento y pese a que notaba como mis pulmones se hinchaban al máximo, me faltaba el aire. Ansiedad en estado puro.
—¿Te acuerdas de mi? Soy yo. Sid. Sanbei Sid.
Se quitó la capucha, lo veía todo como borroso producto del nerviosismo, causa directa de aquel ataque de ansiedad repentino.
— Sanbei... ¿Sid? — Si, fue como vivir mi vida, pero sin haberla vivido — ¿Qué...
qué está pasando? ¿Por qué te conozco? ¿Qué quieres?
Silencio por unos 5 segundos que para mí fue realmente fastidioso. Mi cabeza trataba de borrar todos esos recuerdos, pero seguían allí. De alguna manera intentaba de autocenvencerme que aquello era una gran mentira. No era yo, ¿O si? Yo qué sé...
— ¿Cómo mierdas sabes eso de los hilos? ¡Habla!
Fui gilipollas. ya había puesto la fachada, y encima había sacado algo de agresividad, palpable en mis ojos, como si estuviese a punto de lanzar un raitonazo a través de ellos. Yubiwa noe staba, Taeko tampoco. Detrás de nosotros vi una niebla que me impedía verlos.
«¿Qué has hecho con ellos, maldito hijo de puta?»
Estaba jodido de verdad.
»Los amejin ya se han ido de la aldea. De lo contrario, ahora mismo estarían muertos, de eso no hay ninguna duda. Kenzou-sama es implacable con quienes traicionan su confianza. No tenemos nada de lo que preocuparnos. Y aunque todavía estuviesen allí, Kusagakure dispone de muchos ninjas tan habilidosos como yo y tan habilidosos como vosotros dos. Podrían frenar cualquier ofensiva, ¿de acuerdo?
El veterano shinobi trataba de apelar a la cordura así como calmar a los jóvenes entusiastas que tenía en frente, en especial a mí que de pronto pareció invadirme el valor y el sentido del patriotismo, dejando de lado nuestro verdadero destino por lo que acabábamos de saber que había ocurrido en Kusagakure. No fui capaz de llevarle la contraria. Calle y agaché la cabeza en busca de mi mochila.
«¿Y ahora qué, Daruu? La próxima vez ya nada será igual...»
Taeko escribió una de sus notas al jonnin.
—Bueno, por lo que me ha contado, que no ha sido mucho, Yui envenenó a Gouna por la noche, mientras dormía. Uzukage-sama debió bajar la guardia en algún momento. Los kage son ninjas muy habilidosos, Taeko-chan. Y es muy probable que tuvieran planeado esto desde que les convocaron a Kusagakure. Pero ahora no debemos preocuparnos de esta terrible traición. Debemos continuar.
Sí, un malvado plan pero, ¿Por qué? ¿Acaso había pasado algo entre Amegakure y Uzushiogakure? No había tiempo para ir pensando, teníamos una misión que cumplir y Yubiwa ya nos estaba apresurando. De hecho, su contacto nos seguía esperando en el rio para cruzar al otro lado de la barrera que conformaba el elemento líquido y poder llegar al árbol sagrado.
Llegamos al punto de reunión y vimos dos botes de tamaño más bien reducido junto a un hombre que no destacaba en altura precisamente, iba encapuchado y entonces empezó a hablar con Yubiwa. Parecía que se conocían de hacia bastante tiempo. Pero lo que me puso en alarma o más bien, me mataba por curiosidad, era esa extraña familiaridad. sus orbes, dorados y brillantes como dos pepitas de oro nos examinaban a mi y a Taeko. No me gustaba ese tipo, pero si era de la confianza de Yubiwa también debía serlo de la mía, supongo.
«¿De qué narices me suenas?»
»Tú irás con Taeko-chan. Yota-kun... se viene conmigo.
— ¿Eh? ¿Yo contigo? C..claro
No estaba ni por asomo convencido de lo que estaba por venir. Por primera vez me separaría de Yubiwa y Taeko para viajar con ese desconocido que había despertado al curiosidad en mis entrañas. ¿Qué era eso? ¿Miedo? ¡Un ninja no debía tener miedo!
Subimos al bote y tomé mi remo dispuesto a usar todas mis fuerzas para mover la embarcación lo más rápido posible.
· · ·
JODEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEER
Una punzada. Solo fue una. Pero joder, parecía que me habían dado una patada en los huevos con unos makibishi y los tuviera metidos dentro del cerebro. El remo rebotó entre la superficie del bote.
—Yota-kun, hay algo que debes saber. Es importante —dijo el hombre que hasta ahora no había mediado palabra—. Bajo la influencia del Hilo del Mundo, sucederán cosas raras. Te sucederán cosas raras. Pero no debes preocuparte.
— ¿Como sabes lo d...
—Ha pasado mucho tiempo, Yota-kun.
Eran como fragmentos recogidos de forma aleatoria. Y empezaba a pensar que aquel día no había despertado, que todo era una pesadilla desagradable pero no... La punzada de antes fue tan real... De pronto perdí el mundo de vista con la mirada clavada en los ojos dorados del tipo los cuales brillaban bajo su capucha.
Un basto desierto se apareció ante mis ojos, con dunas irregulares y alguna que otra palmera desperdigada.
PUM PUM
Arena fina y caliente colándose entre mis dedos.
PUM PUM
Una aldea perdida en mitad de la nada que me resultaba jodidamente familiar pese a no haberla visto en mi vida.
PUM PUM
Un chidori formado en mi mano y mi propia voz que nos abía de donde venía soltando un "¡LO LOGRÉ!"
PUM PUM
¡¡BASTA YA!!
Era tarde. El corazón ya se había acelerado lo suficiente como para desbocarse. No faltaba el aliento y pese a que notaba como mis pulmones se hinchaban al máximo, me faltaba el aire. Ansiedad en estado puro.
—¿Te acuerdas de mi? Soy yo. Sid. Sanbei Sid.
Se quitó la capucha, lo veía todo como borroso producto del nerviosismo, causa directa de aquel ataque de ansiedad repentino.
— Sanbei... ¿Sid? — Si, fue como vivir mi vida, pero sin haberla vivido — ¿Qué...
qué está pasando? ¿Por qué te conozco? ¿Qué quieres?
Silencio por unos 5 segundos que para mí fue realmente fastidioso. Mi cabeza trataba de borrar todos esos recuerdos, pero seguían allí. De alguna manera intentaba de autocenvencerme que aquello era una gran mentira. No era yo, ¿O si? Yo qué sé...
— ¿Cómo mierdas sabes eso de los hilos? ¡Habla!
Fui gilipollas. ya había puesto la fachada, y encima había sacado algo de agresividad, palpable en mis ojos, como si estuviese a punto de lanzar un raitonazo a través de ellos. Yubiwa noe staba, Taeko tampoco. Detrás de nosotros vi una niebla que me impedía verlos.
«¿Qué has hecho con ellos, maldito hijo de puta?»
Estaba jodido de verdad.
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