30/08/2017, 19:09
El comentario que la pelirroja soltó sin mas, el de que esperaba que no fuese de nuevo el comerciante, sin duda tuvo un efecto bastante poco relevante para el joven que había a su lado. Éste, quedó perplejo, no pudo mas que parpadear un par de veces, incrédulo de lo que había escuchado. Sin embargo, para la chica no constaba como algo extraordinario. Riko no tardó en preguntar, no podía ocultar su curiosidad, el saber a que se había referido la chica.
—Obvio... ¿acaso no has escuchado de la pelirroja que no puede morir? Mi cuerpo regenera cualquier herida, así que soy... lo que normalmente se catalogaría como inmortal. —contestó, encogiéndose de hombros y estirando ambas manos en señal de indiferencia, como si lo que contaba fuese lo mas normal del mundo.
Pero, lejos de dejar tiempo a hablar demasiado, la chica emprendió la carrera. Ambos corrieron, pues el tiempo jugaba en su contra, buscando sin demora el refugio o cárcel de la que hablaba ese hombre. En el camino, el genin que la acompañaba también dudó por un instante del hecho, sucumbiendo a preguntar a la pelirroja.
—La verdad, se veía asustado, pero he conocido a personas que mienten muy pero que muy bien. Solo lo descubriremos cuando demos con la cueva...
»Igual, tampoco me da miedo encontrarme de nuevo en una trampa.
Quizás la confianza se le había ido a la cabeza, aunque, ciertamente una jaula no era el mayor de sus problemas. Con sus habilidades, era una presa muy difícil de encarcelar. Sin embargo, no todos sabían de ello. Por contra, estaba enseñando sus habilidades al público mas de lo deseado.
«¿Donde diablos estará esa cueva?» Se preguntó mientras continuaban la carrera.
—Obvio... ¿acaso no has escuchado de la pelirroja que no puede morir? Mi cuerpo regenera cualquier herida, así que soy... lo que normalmente se catalogaría como inmortal. —contestó, encogiéndose de hombros y estirando ambas manos en señal de indiferencia, como si lo que contaba fuese lo mas normal del mundo.
Pero, lejos de dejar tiempo a hablar demasiado, la chica emprendió la carrera. Ambos corrieron, pues el tiempo jugaba en su contra, buscando sin demora el refugio o cárcel de la que hablaba ese hombre. En el camino, el genin que la acompañaba también dudó por un instante del hecho, sucumbiendo a preguntar a la pelirroja.
—La verdad, se veía asustado, pero he conocido a personas que mienten muy pero que muy bien. Solo lo descubriremos cuando demos con la cueva...
»Igual, tampoco me da miedo encontrarme de nuevo en una trampa.
Quizás la confianza se le había ido a la cabeza, aunque, ciertamente una jaula no era el mayor de sus problemas. Con sus habilidades, era una presa muy difícil de encarcelar. Sin embargo, no todos sabían de ello. Por contra, estaba enseñando sus habilidades al público mas de lo deseado.
«¿Donde diablos estará esa cueva?» Se preguntó mientras continuaban la carrera.