1/09/2017, 12:55
Daruu volvió a su puesto en la cocina, habiendo terminado ya esa pequeña crisis con las cebollas. Pasaron unos minutos, y Ayame contestó a su ofrecimiento, aunque dudó de si se trataba, en realidad, de una buena idea. Al fin y al cabo, sólo quedaban dos días para el inicio de la siguiente ronda del Torneo de los Dojos.
—Yo tampoco puedo permitirme perder —dijo Daruu—. Pero hace mucho tiempo que tengo ganas de medirme las fuerzas contigo.
Virtió la nata sobre la sartén, que ya desprendía un agradable olor a cebolla y bacon sofritos.
—Es una oportunidad para aprender a pelear sin hacernos un daño mayor, ¿no crees? —sostuvo—. Al fin y al cabo, en Amegakure deberíamos hacer lo mismo de tanto en tanto. Ahora mismo estamos haciendo misiones facilonas de rango D, ¡y ya en esas hemos tenido imprevistos más allá de nuestro nivel! Dime, ¿qué ocurrirá con las misiones de más rango? Si entrenamos en Ame y nos lastimamos, sería incluso fatal.
»¿No te atrae la idea de un pequeño sparring conmigo?
—Yo tampoco puedo permitirme perder —dijo Daruu—. Pero hace mucho tiempo que tengo ganas de medirme las fuerzas contigo.
Virtió la nata sobre la sartén, que ya desprendía un agradable olor a cebolla y bacon sofritos.
—Es una oportunidad para aprender a pelear sin hacernos un daño mayor, ¿no crees? —sostuvo—. Al fin y al cabo, en Amegakure deberíamos hacer lo mismo de tanto en tanto. Ahora mismo estamos haciendo misiones facilonas de rango D, ¡y ya en esas hemos tenido imprevistos más allá de nuestro nivel! Dime, ¿qué ocurrirá con las misiones de más rango? Si entrenamos en Ame y nos lastimamos, sería incluso fatal.
»¿No te atrae la idea de un pequeño sparring conmigo?