1/09/2017, 17:14
La indiferencia de Koko resultó ser hasta agobiante para una debilitada y cambiada Yuriko. Sus ojos, aún azules, demostraban tanta disconformidad que la kunoichi habría podido pensar que desde ese intercambio de miradas, la misión la podía ir dando por perdida. Y sin embargo, un buen cúmulo de casualidades le salvaría ese pomposo trasero Yotsuki que tiene, pues antes de que la modelo ya no tan modelo decidiera contestarle con un berrinche esclarecedor, alguien se asomó por la puerta.
Incluso él, quien era el artífice detrás de todo aquello, lució perplejo. Perplejo por el hecho de que su trabajo se hubiera visto quebrantado poco antes de un día tan importante como aquel, para Yuriko. El hombre de cabellos rojos, largo y que le rozaba por detrás de las ojeras, se acercó hasta la cama y soltó un ramo de flores de cerezo que llevaba como presente de bienvenida.
Le tomó la mano a Yuriko, que ahora lucía esperanzada, y habló.
—¡Oh, querida! ¿qué ha pasado?
—Oh, Yonji-kun, qué milagro... un ladrón me ha querido robar el collar, hemos forcejeado, y la piedra central se ha caído. He intentado devolverla a tiempo antes de que el Fūinjutsu se rompiera, pero la gema ya ha perdido su chakra.
Ahí, el pelirrojo entendió lo que estaba en juego. Miró el reloj, aquel al que Yuriko había estado mirando impaciente desde que todo aquello había sucedido. Incluso desde que Koko había hecho acto de presencia en la habitación.
El Uzumaki miró a la genin, exhortándola a prestar atención.
—¿Y ella quién es?
—Una genin a la que solicité para que me ayudara durante el día. Pero ya ha visto todo, conoce mi secreto. Su nombre es Koko. Pero... creo que podemos confiar en ella. ¿Podemos, Koko-chan? —Yuriko la miró, frágil y desprestigiada. Esperaba que la respuesta fuera afirmativa, o de lo contrario...
—Bien, Koko-chan. No creo que no sepas ya lo que está pasando, ¿no? si entiendes los preceptos básicos del Fūinjutsu podrás hacerte una idea de por qué Yuriko-sama ha perdido su belleza. La belleza perpetua, una especie de henge contenido a través de mi chakra y el collar como catalizador. Ahora, tú y yo debemos repararlo; pero debes prometer que no le dirás de esto a nadie. Toda una trayectoria de Yuriko-sama como modelo está puesta en riesgo, y como parte de tu misión tendrás que... guardar un secreto. De por vida.
Incluso él, quien era el artífice detrás de todo aquello, lució perplejo. Perplejo por el hecho de que su trabajo se hubiera visto quebrantado poco antes de un día tan importante como aquel, para Yuriko. El hombre de cabellos rojos, largo y que le rozaba por detrás de las ojeras, se acercó hasta la cama y soltó un ramo de flores de cerezo que llevaba como presente de bienvenida.
Le tomó la mano a Yuriko, que ahora lucía esperanzada, y habló.
—¡Oh, querida! ¿qué ha pasado?
—Oh, Yonji-kun, qué milagro... un ladrón me ha querido robar el collar, hemos forcejeado, y la piedra central se ha caído. He intentado devolverla a tiempo antes de que el Fūinjutsu se rompiera, pero la gema ya ha perdido su chakra.
Ahí, el pelirrojo entendió lo que estaba en juego. Miró el reloj, aquel al que Yuriko había estado mirando impaciente desde que todo aquello había sucedido. Incluso desde que Koko había hecho acto de presencia en la habitación.
El Uzumaki miró a la genin, exhortándola a prestar atención.
—¿Y ella quién es?
—Una genin a la que solicité para que me ayudara durante el día. Pero ya ha visto todo, conoce mi secreto. Su nombre es Koko. Pero... creo que podemos confiar en ella. ¿Podemos, Koko-chan? —Yuriko la miró, frágil y desprestigiada. Esperaba que la respuesta fuera afirmativa, o de lo contrario...
—Bien, Koko-chan. No creo que no sepas ya lo que está pasando, ¿no? si entiendes los preceptos básicos del Fūinjutsu podrás hacerte una idea de por qué Yuriko-sama ha perdido su belleza. La belleza perpetua, una especie de henge contenido a través de mi chakra y el collar como catalizador. Ahora, tú y yo debemos repararlo; pero debes prometer que no le dirás de esto a nadie. Toda una trayectoria de Yuriko-sama como modelo está puesta en riesgo, y como parte de tu misión tendrás que... guardar un secreto. De por vida.