1/09/2017, 23:20
La chica se concentró en su tarea, y a causa de ello ni escuchó cuanto había sorprendido al chico la habilidad de rastreo que la pelirroja tenía entre manos. Sus sentidos se encontraban ligados a las mariposas, con las cuales estaba realizando la infiltración al doble de velocidad a que si hubiesen realizado la incursión de manera normal.
Las mariposas que fueron por el flanco izquierdo, hallaron una superficie vacía, carente de vida, en la cuál solo había una especie de agua estancada que provenía de una intensa cascada interior. Ésto sin duda era lo que hacía que las paredes de la cueva estuviesen cubiertas de humedad, y que se respirase tanto frescor en la misma. Además, por allí no parecía haber ningún lado hacia donde seguir, era un camino sin salida, y un camino donde no había rastro de personas secuestradas.
Por el camino de la derecha, el rastro de personas se hacía visible. El camino estaba en su auge iluminado por antorchas, y había una sala con varias mesas y sillas, lo cuál daba un claro indicio de que alguien había estado por la zona. Sin embargo, no llegaron a adelantarse mucho mas las mariposas, no querían dar evidencia de presencia a los posibles captores. Ya habían realizado su función, y le habían otorgado a la chica una ligera idea de cómo era la sala.
La chica pestañeó un par de veces, y volvió la cabeza en un par de giros, reclamando de nuevo su atención en su cuerpo. Ambos grupos de mariposas desaparecerían de inmediato, dejando de lado las incursiones.
—Listo, ya he revisado los caminos. —anunció la chica a Riko. —Por el camino de la izquierda no hay nada, es un camino sin salida, que da a una cascada interior. Por el camino de la derecha sin embargo, hay una habitación en la que se ve que hay rastro de gente. Es una sala iluminada con antorchas, en la que hay mesas y sillas incluso.
»Vayamos pues por aquí.
Sin demora, pero sin olvidar el sigilo, la chica continuó su paso por el camino de la derecha. Había visto indicios de que había vida por la zona, pero no había visto de cuantas personas se trataba, o de si estaban por ahí aún. Lo cuál no le permitía bajar la guardia...
Las mariposas que fueron por el flanco izquierdo, hallaron una superficie vacía, carente de vida, en la cuál solo había una especie de agua estancada que provenía de una intensa cascada interior. Ésto sin duda era lo que hacía que las paredes de la cueva estuviesen cubiertas de humedad, y que se respirase tanto frescor en la misma. Además, por allí no parecía haber ningún lado hacia donde seguir, era un camino sin salida, y un camino donde no había rastro de personas secuestradas.
Por el camino de la derecha, el rastro de personas se hacía visible. El camino estaba en su auge iluminado por antorchas, y había una sala con varias mesas y sillas, lo cuál daba un claro indicio de que alguien había estado por la zona. Sin embargo, no llegaron a adelantarse mucho mas las mariposas, no querían dar evidencia de presencia a los posibles captores. Ya habían realizado su función, y le habían otorgado a la chica una ligera idea de cómo era la sala.
La chica pestañeó un par de veces, y volvió la cabeza en un par de giros, reclamando de nuevo su atención en su cuerpo. Ambos grupos de mariposas desaparecerían de inmediato, dejando de lado las incursiones.
—Listo, ya he revisado los caminos. —anunció la chica a Riko. —Por el camino de la izquierda no hay nada, es un camino sin salida, que da a una cascada interior. Por el camino de la derecha sin embargo, hay una habitación en la que se ve que hay rastro de gente. Es una sala iluminada con antorchas, en la que hay mesas y sillas incluso.
»Vayamos pues por aquí.
Sin demora, pero sin olvidar el sigilo, la chica continuó su paso por el camino de la derecha. Había visto indicios de que había vida por la zona, pero no había visto de cuantas personas se trataba, o de si estaban por ahí aún. Lo cuál no le permitía bajar la guardia...